La economía mundial se prepara para un nuevo shock comercial. Los aranceles del 10% que Donald Trump implementará el 1 de agosto afectarán a un centenar de países, después de que fracasara la tregua de 90 días que expiró el miércoles pasado sin lograr los acuerdos esperados.
«El dinero comenzará a llegar a Estados Unidos el 1 de agosto», declaró tajante Scott Bessent, secretario del Tesoro, confirmando que la recaudación arancelaria se reanudará sin más dilaciones. La medida representa un golpe directo al comercio internacional que amenaza con desestabilizar las cadenas de suministro globales.
72 horas decisivas para evitar el golpe arancelario
El ultimátum de Trump ha desatado una frenética carrera diplomática. El lunes, una docena de países recibirán las temidas «cartas arancelarias» que oficializarán los gravámenes del 10%. Son las últimas 72 horas para que las cancillerías mundiales cierren acuerdos de emergencia.
Bessent anticipa una «ráfaga» de negociaciones de último minuto, pero los números son desalentadores: de los 118 países en la mira, solo Reino Unido logró sellar un acuerdo comercial completo. Otros 17 mantienen conversaciones avanzadas, pero el tiempo se agota. «La buena fe en las negociaciones ya no es suficiente», advirtió el secretario del Tesoro, marcando un endurecimiento de la postura estadounidense respecto a las semanas previas.
El fracaso de la tregua de primavera
La pausa arancelaria había sido la tabla de salvación después del colapso bursátil del 2 de abril, cuando los mercados mundiales se desplomaron ante el anuncio de los primeros gravámenes. Durante estos 90 días, Washington había mostrado flexibilidad, sugiriendo posibles extensiones para los principales socios comerciales.
Esa ventana de oportunidad se cerró definitivamente el miércoles. Trump ha decidido retomar su estrategia de máxima presión, utilizando los aranceles como ariete negociador para forzar condiciones más favorables a Estados Unidos.
Temor en los mercados, pánico en las empresas
Wall Street ya muestra signos de nerviosismo ante la proximidad de la fecha límite. Las multinacionales aceleran planes de contingencia para reorganizar sus cadenas de suministro, mientras los gobiernos movilizan equipos diplomáticos de crisis.
El fantasma de una nueva guerra comercial se cierne sobre la economía global. Los analistas temen que la medida desate represalias y profundice la fragmentación del comercio internacional, justo cuando la recuperación post-pandemia parecía consolidarse.
La cuenta regresiva hacia el 1 de agosto
Con 25 días en el calendario, cada hora cuenta en las capitales mundiales. Los equipos negociadores trabajan sin descanso para evitar que sus países engrosen la lista de los gravados con el 10% adicional en todas sus exportaciones hacia Estados Unidos.
Trump ha convertido los aranceles en su arma diplomática preferida, replicando la estrategia que utilizó en su primer mandato pero con mayor determinación. El mensaje es claro: o se negocia en sus términos o se paga el precio.
La decisión marcará un punto de inflexión en las relaciones comerciales internacionales y definirá el nuevo mapa del comercio global para los próximos años.