El sector del transporte marítimo de contenedores atraviesa un período de notable volatilidad, marcado por una dramática reducción en las tarifas spot y una respuesta estratégica de las líneas navieras que comenzaron a retirar capacidad de sus rutas más importantes. Esta situación refleja la compleja interacción entre las políticas comerciales internacionales y las dinámicas del mercado logístico global.
El sector marítimo había proyectado inicialmente que la pausa arancelaria generaría un adelantamiento de la tradicional temporada alta de transporte de contenedores. Se esperaba que este período, tradicionalmente concentrado entre agosto y octubre, se trasladará a los meses de junio y julio, impulsado por importadores estadounidenses que buscaban asegurar sus volúmenes antes del vencimiento de las medidas.
Sin embargo, la realidad del mercado resultó ser considerablemente diferente. Según el análisis de SEA-Intelligence, las importaciones durante junio experimentaron una retracción significativa, aparentemente motivada por la incertidumbre que rodeaba las futuras políticas arancelarias. Esta reducción en la demanda de contenedores, combinada con la inyección previa de capacidad por parte de las líneas navieras que habían anticipado un incremento en los volúmenes, creó un desequilibrio que resultó en el desplome de las tarifas spot.
Los principales índices del sector naviero corroboran esta tendencia descendente. El Índice de Carga Contenerizada de Shanghái registra una caída particularmente pronunciada en las tarifas de las rutas marítimas entre China y Estados Unidos, marcando una disminución sustancial por tercera semana consecutiva. Esta persistencia en la baja sugiere que se trata de un ajuste estructural más que de una fluctuación temporal.
Por su parte, el World Container Index (WCI) de Drewry confirma esta tendencia al registrar, al 10 de julio, una significativa reducción en las tarifas spot. En la ruta Asia-Costa Oeste de Estados Unidos (USWC), las tarifas cayeron por debajo de los 3.000 dólares por FEU (Forty-foot Equivalent Unit), mientras que en la ruta Asia-Costa Este de Estados Unidos (USEC) disminuyeron por debajo de los 5.000 dólares por FEU. Estos niveles representan una corrección sustancial respecto a los picos alcanzados en períodos anteriores de alta demanda.
La situación actual se caracteriza por un exceso de capacidad en la ruta Transpacífico que ha alcanzado niveles récord. Las líneas navieras, en su intento por capitalizar la demanda anticipada, incrementaron significativamente su capacidad programada, creando una oferta que ahora supera claramente la demanda real. Esta sobrecapacidad contribuye directamente a la presión a la baja sobre las tarifas, generando un círculo vicioso para la rentabilidad del sector.
Ante este evidente desequilibrio, las líneas navieras han adoptado medidas correctivas inmediatas. Han procedido a cancelar los incrementos generales de tarifas (GRIs) que habían programado para julio, reconociendo que las condiciones del mercado no permiten sostener estos ajustes al alza. Adicionalmente, están suspendiendo o reduciendo muchos Peak Season Surcharge (PSS), los recargos adicionales que tradicionalmente se aplican durante la temporada alta de demanda.
El continuo crecimiento de la flota global y la capacidad récord programada en la ruta Transpacífico han permitido esta disminución abrupta de las tarifas. Como reacción a estas condiciones adversas, las líneas navieras están implementando una estrategia de reducción de capacidad que incluye el incremento de cancelaciones de itinerarios, conocidas en la industria como «blank sailings», y la reducción de la capacidad programada para agosto.
Esta medida resulta particularmente notable por su timing, ya que agosto tradicionalmente representa uno de los meses de mayor demanda en el sector. La decisión de reducir capacidad durante la temporada alta refleja la gravedad de la situación y la necesidad de las navieras de equilibrar oferta y demanda para estabilizar las tarifas.
SEA-Intelligence proporciona datos específicos sobre esta reducción de capacidad en la ruta Transpacífico. La capacidad planificada para julio alcanzó su punto máximo a mediados de junio, pero desde entonces ha comenzado a disminuir nuevamente debido a las cancelaciones de itinerarios por parte de las líneas navieras.
Los números son reveladores: al comparar la situación actual con el período anterior a la pausa arancelaria, las líneas navieras habían previsto inyectar 770.000 TEUs adicionales en la ruta para los meses de junio y julio. Sin embargo, al 4 de julio, esta capacidad adicional ya se había reducido a 590.000 TEUs. Esto significa que durante junio, las navieras eliminaron el 23% de la inyección de capacidad prevista en la ruta Asia-USWC, una respuesta directa a la repentina reversión en la postura de los importadores.
Esta dinámica implica una caída a corto plazo en la demanda de carga desde todos los orígenes hacia los Estados Unidos, lo que podría profundizar la crisis actual del sector naviero y requerir ajustes adicionales en la capacidad programada por parte de las líneas navieras.