La diplomacia suiza entra en crisis. Con apenas horas para que entren en vigor devastadores aranceles del 39% sobre las exportaciones helvéticas, la presidenta Karin Keller-Sutter ha viajado personalmente a Washington D.C. para una reunión de emergencia con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. Un movimiento desesperado que refleja la gravedad de la situación comercial entre ambos países.
Los aranceles del 39% para las exportaciones suizas entrarán en vigor mañana, tras el fracaso de tres meses de negociaciones durante una «tregua» comercial que no logró producir resultados tangibles. El presidente Donald Trump había anunciado inicialmente aranceles del 31% en abril, los redujo al 10% durante el período de negociación, pero ahora los situará en el 39% como castigo por la falta de avances.
«Ha sido una reunión muy buena y amistosa», declaró Keller-Sutter tras el encuentro con Rubio en el Departamento de Estado, acompañada por el ministro de Economía, Guy Parmelin. Sin embargo, estas palabras diplomáticas no logran ocultar la urgencia de la situación. Según la presidenta suiza, Trump considera que Suiza «roba» a Estados Unidos, dado el déficit comercial estadounidense con los suizos de casi 43 mil millones de euros en 2024.
El conflicto arancelario ha puesto en jaque a sectores clave de la economía suiza. La industria de equipos y maquinarias, así como la icónica industria relojera suiza, se encuentran entre las más afectadas por el nuevo arancel. Para un país cuya economía depende enormemente de las exportaciones, especialmente de productos de alta tecnología y lujo, estos gravámenes representan una amenaza existencial para miles de empleos y empresas.
La estrategia suiza hasta ahora ha sido mantener las puertas abiertas al diálogo. Suiza decidió no responder a la medida comercial de Trump subiendo sus propios aranceles para así dejar abierta la vía de la negociación, una postura que ahora parece no haber dado los frutos esperados.
Este viaje de emergencia de Keller-Sutter a Washington representa un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre Suiza y Estados Unidos. La pregunta que queda en el aire es si la diplomacia personal de último minuto podrá lograr lo que meses de negociaciones técnicas no consiguieron: evitar una guerra comercial que podría redefinir las relaciones económicas entre ambos países.