Los conflictos armados, los aranceles estadounidenses, la competencia tecnológica cada vez más intensa y la carrera por minerales críticos están desestabilizando el orden económico establecido. Para una región como el ASEAN, cuyo éxito ha dependido históricamente de la apertura comercial y la inversión extranjera, este es un momento decisivo. La ASEAN debe reinventar su modelo económico orientado a las exportaciones para adaptarse a las nuevas realidades.
El fin de la globalización como motor de crecimiento
La globalización, que durante décadas fue el motor del éxito económico de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), ha dejado de ser una aliada universal. Las tensiones geopolíticas se han intensificado, convirtiendo los aranceles, sanciones, restricciones a las exportaciones, controles de inversión y la bifurcación tecnológica en herramientas de coerción económica.
«En todo el mundo, las herramientas que antes generaban crecimiento ahora se utilizan para presionar, aislar y contener. Los aranceles, restricciones a las exportaciones y barreras de inversión se han convertido en instrumentos afilados de la rivalidad geopolítica.» – Primer Ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, Kuala Lumpur, julio de 2025
El mayor desafío para la ASEAN es navegar la rivalidad entre Estados Unidos y China. Estados Unidos sigue siendo uno de los principales inversores de la región y un aliado estratégico de seguridad para Filipinas, Tailandia, Vietnam y Singapur. Mientras tanto, China se ha convertido en el mayor socio comercial de la ASEAN y una fuente creciente de turismo e inversión extranjera directa (IED).
La reubicación de cadenas de suministro desde China hacia el Sudeste Asiático ha beneficiado a la región de múltiples formas: desde el impulso a las exportaciones de commodities indonesias hasta la electrónica en Vietnam y el empaquetado de chips en Malasia. La actualización del Tratado de Libre Comercio ASEAN-China promete profundizar las relaciones económicas, aunque esto coincide con una creciente asertividad china en el Mar de China Meridional.
Con Estados Unidos, por otro lado, las relaciones económicas se han vuelto transaccionales. Para los líderes de la ASEAN no es difícil imaginar un futuro donde Estados Unidos condicione sus garantías de seguridad a favor económicos.
Esta postura no debe confundirse con pasividad: ante la adversidad, el primer instinto de la ASEAN es la diversificación, no la alineación.
La ASEAN, bajo la presidencia de Malasia, ha intensificado sus vínculos con socios alternativos: Canadá, la Unión Europea, los estados árabes del Golfo y China. En Asia-Pacífico, aliados tradicionales como Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur son puntos de enfoque naturales. Con el debilitamiento del marco de Naciones Unidas, los miembros de la ASEAN también exploran foros internacionales como los BRICS.
La región podría expandir iniciativas de libre comercio como el Acuerdo Marco de Economía Digital de la ASEAN (DEFA) y mejorar su entorno libre de aranceles reduciendo las barreras no arancelarias (BNA) para impulsar el comercio intrarregional, como ha instado el primer ministro de Singapur, Lawrence Wong. Sin embargo, el comercio en la ASEAN sigue obstaculizado por estándares divergentes y procesos aduaneros complejos profundamente arraigados en las regulaciones domésticas.
Las economías de la ASEAN han tenido dificultades para presentar una postura negociadora unificada sobre aranceles. Los estados miembros han optado por negociar directamente con Estados Unidos. Un enfoque regional integral es poco probable porque la ASEAN carece de mecanismos formales para ello. No obstante, existen palancas que puede accionar, como aprovechar mecanismos de integración regional como el Área de Libre Comercio de la ASEAN (AFTA), fortalecer la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y armonizar regulaciones y estándares para aumentar los flujos de inversión.
El mayor obstáculo que enfrenta el bloque es su necesidad de consenso. Sin embargo, el éxito es posible: un ejemplo reciente fue cuando los esfuerzos diplomáticos de Malasia tras una erupción de violencia entre Camboya y Tailandia en julio de 2025 resultaron en un alto al fuego inmediato e incondicional.
En el actual panorama geoeconómico, la búsqueda de consenso puede ser una debilidad que paralice la capacidad de respuesta de la ASEAN. Es algo con lo que el bloque debe lidiar. Pero hay pocas probabilidades de que la agrupación se desvíe de sus principios rectores, independientemente del panorama global.