Union Pacific y Norfolk Southern, dos de las principales empresas ferroviarias de Estados Unidos, confirmaron que se encuentran en conversaciones avanzadas para una posible fusión que, de concretarse, transformaría radicalmente la operación y la logística del transporte de mercancías por ferrocarril en todo el país.
En un comunicado conjunto, ambas compañías señalaron que, aunque el proceso está en una etapa avanzada, no existe garantía de acuerdo ni se han definido los términos específicos. También destacaron que no harán más comentarios salvo que sea estrictamente necesario.
La noticia no sorprende del todo, luego de reportes que indicaron que Union Pacific contrató a la firma financiera Morgan Stanley para evaluar la viabilidad de la operación. Esta decisión muestra un claro compromiso a nivel directivo para analizar la posible unión.
El acuerdo preliminar para que Union Pacific adquiera Norfolk Southern en una transacción valuada en alrededor de 85,000 millones de dólares, combinando efectivo y acciones, acaba de ser anunciado. La fusión daría origen a un coloso valorado en más de 200,000 millones de dólares.
Los planes apuntan a que la aprobación regulatoria de la Junta de Transporte Terrestre de Estados Unidos (STB) se obtenga dentro de los próximos seis meses, con una expectativa de cierre para principios de 2027. Sin embargo, esta entidad demandará que la operación mejore la competencia y beneficie el interés público. Paralelamente, los sindicatos ferroviarios han manifestado inquietudes sobre el impacto laboral, en condiciones de trabajo y posibles recortes, aunque ambas empresas aseguran que no habrá despidos masivos.
El valor estratégico para el sector logístico y los actores B2B es enorme: la fusión significa por primera vez que una sola línea ferroviaria opere de costa a costa en Estados Unidos, integrando el sistema occidental de Union Pacific con la red oriental de Norfolk Southern. La nueva red abarcaría más de 50,000 millas de vías en 43 estados, conectando más de 100 puertos y puntos internacionales clave.
Desde el punto de vista operativo, la consolidación eliminaría la necesidad de hacer trasbordos entre líneas en puntos críticos como Chicago o Memphis, lo que aceleraría tiempos de entrega, reduciría demoras y aumentaría la confiabilidad. Esto es especialmente significativo para la carga intermodal —contenedores marítimos, vehículos, productos químicos y bienes de consumo—, que representa más de la mitad del volumen transportado.
Para las empresas usuarias, los beneficios potenciales incluyen tarifas más competitivas, cadenas logísticas más ágiles y simplificadas, y una mayor certeza en la planificación de rutas a largo plazo.
Este movimiento se suma al proceso histórico de consolidación del sector ferroviario estadounidense, que entre 1980 y 2003 logró reducir costos en aproximadamente 11% mediante economías de escala y la eliminación de rutas redundantes. De concretarse, la fusión sería apenas la segunda de ferrocarriles clase I en las últimas décadas, después de la unión de Canadian Pacific y Kansas City Southern en 2023.
En definitiva, más allá del valor financiero millonario, la unión de Union Pacific y Norfolk Southern podría modificar el mapa logístico y operativo del transporte por ferrocarril en Estados Unidos, impulsando la integración continental, mejorando la eficiencia y fortaleciendo la competitividad de las cadenas de suministro intermodales.