La historia reciente del comercio exterior de peras y manzanas argentinas refleja una transformación significativa. Tras un período de altibajos, el sector ha logrado revertir la tendencia: las exportaciones totales de pomáceas alcanzaron 359.000 toneladas en lo que va del año, superando en un 6,8% los registros de 2024 y en un 8,4% el promedio de los últimos cinco años.
La comparación con 2022 resulta particularmente reveladora. En aquel año, las exportaciones apenas sumaban 282.000 toneladas. El salto hasta las cifras actuales equivale a casi 80.000 toneladas adicionales, una mejora que refleja tanto la calidad creciente de la producción del Alto Valle como la capacidad de los exportadores argentinos para posicionarse en mercados cada vez más exigentes.
Las peras lideran el camino
El desempeño de las peras argentinas en 2025 ha sido excepcional. Con 293.600 toneladas exportadas, la fruta registró un crecimiento interanual del 3,5% y una mejora del 10% respecto al promedio del período 2020-2024. Estas cifras convierten a la presente campaña en la más exitosa de la última década para este producto.
La demanda internacional se ha distribuido estratégicamente entre varios destinos clave. Brasil encabeza la lista con 109.400 toneladas, representando el 37% del total exportado, lo que ratifica la relevancia del mercado regional. Sin embargo, la presencia argentina se extiende mucho más allá del continente: Estados Unidos recibió 52.200 toneladas y Rusia 51.300 toneladas, confirmando que las peras argentinas han ganado espacios sólidos tanto en América del Norte como en Europa del Este. México y Perú completan el podio de los cinco principales compradores, con 14.000 y 9.200 toneladas respectivamente.
Esta diversificación de mercados no es casual. Demuestra que la fruta argentina ha logrado adaptarse a las preferencias de consumidores muy diversos, manteniendo estándares de calidad competitivos en mercados con regulaciones estrictas y alta exigencia.
Las manzanas se suman a la recuperación
Aunque las peras han sido las protagonistas indiscutidas, las manzanas argentinas también muestran señales alentadoras. Con 61.100 toneladas exportadas en ocho meses, el sector registró un incremento del 24% respecto al año anterior.
Brasil continúa siendo el principal comprador de manzanas argentinas con 24.600 toneladas, que equivalen al 38% del total. Paraguay ocupa el segundo lugar con 9.700 toneladas, seguido por Rusia con 6.500 toneladas y Bolivia con 4.600 toneladas. La relevancia del Mercosur resulta innegable, pero la creciente participación de mercados extrarregionales como Rusia indica que el sector está ampliando su horizonte comercial.
Vientos favorables desde el hemisferio norte
El contexto internacional jugó a favor de la producción argentina durante 2025. Una serie de fenómenos climáticos adversos —heladas tardías y tormentas de granizo— afectaron severamente la producción de peras y manzanas en Europa y Estados Unidos. Esta reducción en los stocks del hemisferio norte creó una ventana de oportunidad que los exportadores argentinos supieron aprovechar.
La menor oferta global permitió que los precios internacionales se mantuvieran firmes, especialmente en segmentos de alta calidad como las peras destinadas al mercado estadounidense. Esta coyuntura benefició tanto a productores como a exportadores argentinos, que pudieron colocar sus productos en condiciones más favorables que en años anteriores.
Un futuro prometedor
Los datos de 2025 trazan un panorama alentador para el sector frutícola argentino. Con 359.000 toneladas de pomáceas exportadas en solo ocho meses, el país demuestra que posee la capacidad productiva, la calidad y la infraestructura logística necesarias para competir en los mercados más exigentes del mundo.
La combinación de factores internos —mejora en la calidad de la fruta, inversión en tecnología postcosecha, profesionalización de la cadena exportadora— y externos —demanda sostenida, condiciones climáticas favorables en el hemisferio sur— ha generado un círculo virtuoso que podría consolidarse en los próximos años.
La diversificación de destinos, que incluye desde el tradicional mercado brasileño hasta los distantes puertos rusos, garantiza que el sector no dependa excesivamente de un único comprador. Esta estrategia comercial, sumada a la creciente reputación de las peras y manzanas argentinas por su sabor, textura y vida útil, posiciona al país como un proveedor confiable y competitivo en el concierto global.