Naves espaciales como instrumento de poder

La exitosa prueba del módulo lunar Lan yue marca un hito en la competencia espacial que definirá el liderazgo estratégico y económico
12/09/2025
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La Agencia China de Exploración Espacial Tripulada (CMSA) celebró un avance crucial al realizar con éxito la prueba integrada de aterrizaje y despegue de su módulo lunar denominado Lan yue, diseñado para transportar a dos taikonautas entre la órbita lunar y la superficie del satélite natural de la Tierra. Este vehículo abordará funciones clave como centro de soporte vital, energético y de datos para estadías en la Luna, y su desarrollo representa un paso firme hacia el objetivo chino de alunizar a sus astronautas antes de 2030.

El Lan yue, con una masa de aterrizaje cercana a 26 toneladas, es significativamente más pesado que el módulo lunar del programa Apollo, reflejando una mayor capacidad tecnológica y operativa. Su exitoso test en agosto simuló las complejas maniobras de descenso, control y apagado de motores en un entorno que replicó la gravedad y topografía lunar, validando la robustez del sistema de navegación, propulsión y control integrado. Este avance posiciona a China como un contendiente serio en la llamada “segunda carrera espacial”, un desafío que va mucho más allá del simbolismo y que tiene implicaciones estratégicas, legales y económicas de largo plazo.

Expertos estadounidenses, como el general retirado Steven L. Kwast, advierten que esta competencia espacial es fundamentalmente una carrera económica, en la que la ausencia de un marco regulatorio sólido y una fuerza protectora que garantice el Estado de derecho pueden paralizar la inversión y la innovación. En este escenario, el desarrollo acelerado de China en el espacio pone presión sobre Estados Unidos para modernizar su sistema regulatorio y su liderazgo. Recientemente, la administración estadounidense ha respondido con un decreto ejecutivo orientado a facilitar la competencia y la innovación en la industria espacial comercial, agilizando procesos burocráticos y fortaleciendo la gestión dentro de la NASA y otras agencias.

A pesar de estos esfuerzos, los continuos retrasos en el programa Artemis, cuyo primer alunizaje tripulado se pospone a 2027, debilitan la posición estadounidense frente al avance chino. Si China logra concretar una misión lunar tripulada antes que Artemis, el impacto político y estratégico será significativo.
La carrera espacial actual no es solo un duelo de capacidades tecnológicas, sino una pugna por definir las reglas, la economía y la cooperación internacional en el espacio exterior durante las próximas décadas. Estados Unidos debe tratar la gobernanza espacial como una prioridad urgente. Como señala acertadamente el lema actual, «la nave espacial es política de Estado»: el dominio en el espacio será fundamental para el poder y la influencia global en el futuro próximo.

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