Meta construye un centro de IA de 370.000 metros cuadrados en Louisiana

La instalación, equivalente a 70 campos de fútbol, forma parte de la expansión tecnológica para soportar la inteligencia artificial
05/10/2025
2 minutos de lectura

En una pequeña comunidad agrícola de Louisiana, Meta está construyendo uno de sus centros de datos de inteligencia artificial más grandes: una instalación de 370.000 metros cuadrados, equivalente a unas 70 canchas de fútbol. Sin embargo, el proyecto ha generado inquietud entre los 20.000 residentes de la zona, preocupados por el futuro de su suministro de agua.

Centros de datos en zonas rurales: una tendencia en crecimiento

El auge de la inteligencia artificial ha impulsado a las grandes tecnológicas a buscar nuevos espacios para sus infraestructuras. La estrategia común es instalarse en zonas rurales poco habitadas, donde el terreno es más económico y las regulaciones tienden a ser menos restrictivas.

Estas instalaciones representan una solución para las empresas que necesitan expandir su capacidad computacional, pero también plantean desafíos para las comunidades locales que comparten recursos limitados con estos gigantes tecnológicos.

Los temores de los residentes de Luisiana se basan en antecedentes concretos. En 2018, tras la construcción de un centro similar en Georgia, los habitantes comenzaron a notar cambios en su suministro de agua: la disponibilidad disminuyó y la calidad se deterioró visiblemente.

Varios residentes reportaron que sus electrodomésticos dejaron de funcionar correctamente debido a la acumulación de sedimentos en el agua. «A veces, el agua se vuelve tan marrón que parece que proviene de un arroyo», comentó uno de los afectados. Lo que antes era un mantenimiento anual de filtros se convirtió en una necesidad mensual.

Estos antecedentes explican por qué la nueva construcción en Luisiana genera aprensión entre los vecinos.

Los centros de datos requieren cantidades significativas de agua para mantener refrigerados sus servidores. Se estima que estas instalaciones pueden consumir hasta 500.000 galones diarios, una cifra que naturalmente genera preguntas sobre el impacto en los recursos locales.

Este consumo, cuando coincide con áreas que ya enfrentan desafíos en su infraestructura hídrica, puede derivar en tensiones entre las necesidades industriales y las comunitarias.

La respuesta de Meta: tecnología y compromisos

Meta ha señalado que sus centros de datos han tenido efectos positivos en las comunidades donde se establecen, tanto económica como socialmente. La empresa destaca que utiliza «tecnología de refrigeración significativamente más eficiente en el uso del agua que el estándar del sector» y que reutiliza el agua en múltiples ciclos.

Además, la compañía se ha comprometido a igualar su consumo eléctrico con energía limpia y renovable, y ha establecido como objetivo restaurar más agua de la que consumen sus instalaciones para 2030.

El desafío de equilibrar desarrollo y comunidad

La situación plantea interrogantes sobre cómo equilibrar el desarrollo tecnológico con las necesidades de las comunidades locales. Mientras la inteligencia artificial continúa expandiéndose, surge la necesidad de encontrar modelos que beneficien tanto a las empresas como a los residentes de las áreas donde se instalan.

Para los habitantes de Luisiana, la experiencia de Georgia sirve como recordatorio de la importancia de monitorear el impacto de estas instalaciones. La pregunta central es cómo garantizar que el progreso tecnológico no comprometa los recursos básicos de las comunidades que lo acogen.

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