El año 2025 marca un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre el Mercosur y Canadá. La llegada de Mark Carney como primer ministro canadiense ha inyectado nueva energía a las conversaciones que podrían culminar en un acuerdo de libre comercio histórico entre ambos bloques.
La victoria electoral de Mark Carney en abril de 2025 ha generado renovado optimismo en los círculos diplomáticos sudamericanos. Esta convergencia política llega en un momento crucial: Canadá busca nuevos acuerdos comerciales para diversificar su dependencia de Estados Unidos, mientras que el Mercosur ve en Canadá una oportunidad para acceder a un mercado desarrollado y a tecnología avanzada. Los ministros Mauro Viera de Brasil y Maninder Sidhu de Canadá confirmaron la intención de avanzar en esa dirección.
Canadá por intermedio de su ministro de Promoción de Exportaciones, Maninder Sidhu, firmó el mes pasado la declaración de interés con el ministro de Producción de Ecuador, Luis Jaramillo, para acelerar un TLC entre ambos países.
El Mercosur representa un mercado de más de 295 millones de habitantes con un PIB combinado que supera los 4 billones de dólares en 2025, lo que constituye el 82,3% del PIB total de toda Sudamérica. Por su parte, Canadá registró un PIB de 2,14 billones de dólares en 2023, representando una economía desarrollada con alto poder adquisitivo.
Para Canadá, un acuerdo con el Mercosur representa una oportunidad única de reducir su dependencia del mercado estadounidense. Desde la perspectiva del Mercosur, Canadá ofrece acceso a un mercado desarrollado con alta demanda de productos primarios sudamericanos.
El acuerdo promete beneficios para múltiples sectores. La agricultura y minería sudamericanas podrían expandir significativamente sus exportaciones, mientras Canadá encontraría mercados receptivos para sus productos manufacturados, tecnología y servicios financieros.
Sin embargo, las negociaciones enfrentan desafíos significativos. Las diferencias en estándares ambientales y laborales han sido históricamente puntos de fricción. La competencia con otros actores globales como la Unión Europea y China también representa un desafío que podría acelerar las negociaciones.