Los países en desarrollo pagaron 741.000 millones de dólares más de lo que recibieron en tres años

El Banco Mundial advierte sobre niveles históricos de endeudamiento.
09/12/2025
2 minutos de lectura

Los países en desarrollo enfrentan una crisis de deuda sin precedentes. Entre 2022 y 2024, estas naciones pagaron 741.000 millones de dólares más en concepto de capital e intereses de lo que recibieron en nuevo financiamiento, marcando la mayor diferencia registrada en al menos medio siglo, según reveló el Banco Mundial en su más reciente Informe sobre la Deuda Internacional.

La cifra representa un drenaje masivo de recursos que podrían haberse destinado a necesidades básicas como educación, salud e infraestructura. Solo en intereses, estos países desembolsaron un monto récord de 415.000 millones de dólares  durante el período analizado.

«La situación financiera mundial podría estar mejorando, pero los países en desarrollo no deberían engañarse: no están fuera de peligro», advirtió Indermit Gill, economista en jefe del Grupo del Banco Mundial. «Su acumulación de deuda continúa, a veces de formas nuevas y perjudiciales».

Un alivio temporal con alto costo

A pesar del sombrío panorama general, 2024 trajo cierto respiro. Con las tasas de interés alcanzando su punto máximo y los mercados de bonos retomando operaciones, muchos países lograron reestructurar su deuda y evitar la cesación de pagos. En total, se reestructuraron 90.000 millones de dólares en deuda externa, la cifra más alta desde 2010.

Los inversionistas en bonos aportaron 80.000 millones de dólares adicionales en financiamiento fresco, permitiendo emisiones multimillonarias. Sin embargo, este alivio llegó con un precio elevado: las tasas de interés rondaron el 10%, prácticamente el doble de los niveles previos a 2020.

Deuda en máximos históricos

El saldo de deuda externa de los países de ingreso bajo y mediano alcanzó un récord histórico de 8,9 billones de dólares en 2024. Los 78 países más vulnerables, aquellos que pueden acceder a financiamiento de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, acumulan 1,2 billones de dólares de esta deuda.

Las condiciones de financiamiento se han endurecido dramáticamente. La tasa de interés promedio para nueva deuda pública contraída con acreedores oficiales llegó al nivel más alto en 24 años, mientras que los costos impuestos por acreedores privados alcanzaron máximos de 17 años.

El Banco Mundial como último recurso

En este contexto, el Banco Mundial emergió como la principal fuente de financiamiento para los países más vulnerables. Durante 2024, la institución proporcionó 18.300 millones de dólares adicionales en nuevo financiamiento neto, además de entregar 7.500 millones de dólares en donaciones directas, cifras sin precedentes en su historia.

Mientras tanto, los acreedores bilaterales —principalmente gobiernos y entidades gubernamentales— se retiraron del escenario. Tras participar en reestructuraciones que redujeron la deuda de algunos países hasta en un 70%, estos acreedores recibieron 8.800 millones de dólares más de lo que desembolsaron en 2024.

El giro hacia el endeudamiento interno

Ante la escasez de financiamiento externo asequible, más de la mitad de los países en desarrollo recurrieron a fuentes internas: bancos comerciales e instituciones financieras locales. En 86 países con datos disponibles, la deuda pública interna creció más rápido que la externa en más de la mitad de los casos.

«La creciente tendencia de utilizar fuentes internas refleja un logro importante en materia de políticas», señaló Haishan Fu, estadística en jefe del Banco Mundial. «Demuestra que sus mercados de capitales locales están evolucionando». Sin embargo, advirtió sobre los riesgos: el elevado endeudamiento interno puede desviar a los bancos nacionales de otorgar préstamos al sector privado, mientras que los vencimientos más cortos aumentan los costos de refinanciamiento.

El costo humano de la deuda

Quizás el hallazgo más inquietante del informe es el impacto directo de la deuda sobre la vida cotidiana de las personas. En los 22 países más endeudados —aquellos cuya deuda externa supera el 200% de sus ingresos por exportaciones— un promedio del 56% de la población no puede costear la dieta diaria mínima necesaria para mantener una buena salud a largo plazo.

La situación es aún más grave en los 18 países de este grupo que reciben financiamiento de la AIF: casi dos tercios de sus habitantes no tienen acceso económico a una alimentación adecuada.

NOTICIAS RELACIONADAS

No te pierdas