Las nuevas centralidades

Con los conflictos de Ucrania, de Israel y de Irán, el Atlántico ha retomado el interés geoestratégico, con eso, renace en la Península Ibérica una nueva centralidad a escala global. Y es aquí donde surge la importancia de la coordinación política entre España y Portugal.

Recuerdo hace años que un buen amigo mío tenía una casa maravillosa en la zona de Cascáis totalmente volcada a las olas del Atlántico. Mi amigo, siempre divertido y original, distribuía tarjetas de visita con su nombre, la dirección de su casa y, debajo de la misma dirección ponía la expresión “En frente a Nueva York”. Era, efectivamente una expresión presumida, pero que rebelaba la importancia que los portugueses siempre han dado a América, y muchos al “sueño americano”. Los tiempos han cambiado en estos casi treinta años. Y en esos tiempos de cambio, EEUU se ha volcado más hacia el Pacífico, que a su conexión atlántica.

Con los conflictos de Ucrania, de Israel y de Irán, el Atlántico ha retomado el interés geoestratégico y con eso renace en la Península Ibérica una nueva centralidad a escala global. Y aquí surge la importancia de la coordinación política entre España y Portugal.

La estrategia comercial china pasa por la rehabilitación de dos rutas seculares: la Ruta de la Seda, basada en los viajes de Marco Polo; y la Ruta marítima basada en los viajes de Vasco da Gama. La primera tiene como destino el Mediterráneo, donde España tiene voz; la segunda, el Atlántico, llegando a Europa por Portugal. En ambos casos, los dos países peninsulares asumen un lugar central como plataforma logística y comercial, tanto como puerta de entrada en el Viejo Continente, como motor de transvase tanto para el norte de Europa, como para América.

Un segundo vector de centralidad comercial ibérica a considerar – también conectado con el punto anterior – es derivado de las amenazas a la navegación por el Canal de Suez, y más recientemente, la incertidumbre en el Estrecho de Ormuz (donde cruzan cerca del 20% del transporte de petróleo mundial). Son problemas que afectan el tráfico internacional de mercancías por los mares de la zona, obligando a la navegación Intercontinental a circular por rutas alternativas que permitan llegar al Mediterráneo por su puerta Atlántica. También por aquí, Portugal y España quedan como “primera puerta” de Europa y del Mediterráneo para las mercancías del Oriente y de América.

No menos importante para la centralidad peninsular son los desarrollos de las rutas inter atlánticas causadas por el “nuevo” Canal de Panamá (2016) y por su posición geográfica. Es cierto que las previsiones apuntaban para que dicho Canal se enfocarían en las rutas locales del Centro y Norteamérica. Pero, la verdad es que con las dificultades surgidas en algunas “zonas de pasaje marítimas”, Panamá se ha convertido en un “Hub” único de la navegación internacional entre Pacífico y Atlántico, o mejor entre Asia, América y Europa. Un ejemplo de esa importancia la vemos en el mercado internacional de fruta que tiene en aquel país uno de sus más grandes centros logísticos a nivel mundial. Efectivamente, también por aquí tenemos que Portugal y España – en el lado opuesto del Atlántico – están en una posición de enorme relieve geográfico para la navegación y tráfico comercial de mercancías, disponiendo de los primeros puertos de conexión con Europa y con el Mediterráneo.

Añadir a estos factores, que hay que considerar también la nueva realidad digital y los Centros de Datos, y su conexión inter atlántica por cable submarino. Portugal y España, con el Complejo de Sines, están haciendo una enorme apuesta en este negocio del que se espera un crecimiento anual compuesto del 7,5% hasta el año del 2029, con generación de ingresos prevista para ese año de casi 3.000 millones de euros. Considerando que la posición norteamericana es la de mantener la conexión tradicional por cable con Londres, pero abriendo un segundo puesto en la zona Occidental de Europa, también por aquí conseguimos colocar el espacio peninsular como céntrico en materia de interconexión digital entre Europa y América.

Entre España y Portugal no se ha conseguido todavía una estructuración logística equilibrada que les permitiera competir a nivel global.

Finalmente, hay que tener en cuenta la cercanía cultural con los países de Iberoamérica y su conexión logística con Europa. Es conocido que el principal puerto de acceso de mercancías de Sudamérica – sobre todo de Brasil – con Europa es Rotterdam. En realidad, aquel puerto holandés dispone de una estructura logística eficiente que permite un acceso rápido a las principales capitales europeas.

Pero también es verdad, que entre España y Portugal no se ha conseguido todavía una estructuración logística equilibrada, que permitiera competir a nivel global en este marco. Es decir, que permitiera la colocación rápida y eficiente de mercancías descargadas en puertos portugueses y españoles en el Centro de Europa. Lo mismo, para integración de las mercancías españolas en el complejo portuario portugués.

En esta materia, el ferrocarril sería la logística más adecuada. Sin embargo, hay factores que están anulando la capacidad de afirmación ibérica en el marco de la competitividad internacional. Uno de ellos es el desprecio de Madrid por el llamado “Corredor del Suroeste Ibérico”: otro será la posibilidad de creación del mecanismo adecuado para que las mercancías originarias de Portugal descarguen en Madrid por el lado Oeste de la ciudad, donde se encuentra su plataforma logística (y no por su zona Oeste, de base habitacional) y de ahí pudieran conectar fácilmente con otros centros logísticos como Zaragoza. Parece ser que la creación de un Hub Logístico en Burgos permitiría la interconexión de mercancías Portugal-Burgos-Madrid, y podría resolver rápidamente este problema. Todos estos obstáculos nos restan capacidad logística y con eso, centralidad el territorio Peninsular en el actual contexto comercial internacional.

Lo más importante es la posibilidad que se está desperdiciando de la creación de un puente logístico por autovía o ferrocarril entre Sines y Valencia. Tal “puente” conseguiría interconectar el Atlántico y el Mediterráneo. Y si fuera así, sería el “sello de garantía” de que el espacio peninsular se podría convertir definitivamente en un “Hub” de excelencia e importancia global.

Pero, lo más importante es la posibilidad que se está desperdiciando de la creación de un puente logístico por autovía o ferrocarril entre Sines y Valencia. Tal “puente” conseguiría interconectar el Atlántico y el Mediterráneo. Y si fuera así, sería el “sello de garantía” de que el espacio peninsular se podría convertir definitivamente en un “Hub” de excelencia e importancia global. Esperamos que los políticos de España y Portugal sepan entender esta oportunidad. Que las instancias europeas traten este tema, con la atención que los intereses estratégicos de Europa en el actual contexto geopolítico y el equilibrio económico europeo exigen.

Acerca del autor

José Antonio Silva e Sousa es Presidente de la Fundación Luso-Española.

Más noticias

No te pierdas