En el marco de BIOSPAIN 2025, la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) ha revelado un análisis estratégico titulado ‘The New Geopolitics of Biotechnology: Emerging Powers and Established Hegemonies’, que disecciona el panorama actual de un sector donde convergen ciencia, economía y poder.
Cuando la Biotecnología se Convierte en Arma Estratégica
La biotecnología ha trascendido su dimensión puramente científica para convertirse en un activo geoeconómico de primer orden. Como señala Ion Arocena, director general de AseBio: «La competición por el liderazgo tecnológico ya no es solo una carrera económica, sino también una cuestión de poder, influencia y seguridad nacional». Esta transformación redefine completamente las reglas del juego global.
El Duelo de Titanes: Estados Unidos vs. China
La brecha de inversión entre ambas superpotencias resulta abrumadora. Estados Unidos destinó 120 billones de dólares a I+D en 2023, mientras China alcanzó los 11,8 billones, apenas una décima parte. Esta diferencia se refleja en la composición del ecosistema empresarial: el top 100 de compañías por capitalización está dominado por firmas estadounidenses.
Sin embargo, el panorama académico cuenta otra historia. China ha logrado superar a Estados Unidos en volumen de publicaciones científicas, con más de 21.000 investigaciones biotecnológicas publicadas el año pasado. No obstante, la calidad mantiene la ventaja norteamericana: los estudios estadounidenses continúan liderando en impacto y trascendencia según los principales índices editoriales.
El Despertar del Dragón: La Escalada China en Innovación
El salto más espectacular de China se registra en el terreno de las patentes. Actualmente, el gigante asiático firma el 14,2% de las patentes biotecnológicas mundiales, lo que representa un incremento del 317% entre 2010 y 2021. Estados Unidos mantiene el liderazgo con un 37,2%, mientras que Europa (incluyendo la UE, Reino Unido y Suiza) ocupa una posición intermedia con un 22,7%.
La señal de alarma para Europa es contundente: mientras China ascendía vertiginosamente, el continente experimentó una caída del 27% en registro de patentes durante el mismo período. Esta tendencia amenaza directamente la autonomía estratégica europea en una tecnología considerada crítica para la seguridad económica.
Europa: Potencial Fragmentado, Futuro Incierto
El ecosistema biotecnológico europeo genera 38,1 billones de euros de PIB y más de 900.000 empleos directos. Gigantes como Novartis, Sanofi y Bayer concentran la mayor parte de esta actividad, particularmente en Suiza, Alemania, Francia y Reino Unido. Las empresas suizas alcanzaron ventas récord de 114 billones de euros en 2023, confirmando que la biotecnología no es solo estratégica, sino altamente rentable.
Sin embargo, esta concentración geográfica revela desequilibrios estructurales que podrían erosionar la competitividad europea a medio plazo frente a los enfoques más integrados de Estados Unidos y China.
España: La Promesa por Cumplir
España ocupa el noveno puesto mundial en producción científica biotecnológica, con un dato esperanzador: las citas a investigadores españoles han crecido un 21%, señal de que el país contribuye significativamente al debate académico global. Este posicionamiento revela un enorme potencial para convertirse en referente europeo y contribuir a mantener la competitividad continental.
Los Obstáculos del Camino Español
Para materializar este potencial, España enfrenta tres desafíos fundamentales:
Inversión insuficiente. El país destina apenas el 1,49% de su PIB a I+D, muy por debajo del 2,22% promedio europeo. Esta brecha financiera limita las capacidades de desarrollo e innovación.
Ecosistema empresarial frágil. La mayoría de las bioempresas españolas son pymes y startups que necesitan condiciones favorables para escalar. El entorno actual presenta obstáculos que dificultan su crecimiento y consolidación.
Marco regulatorio desalineado. La falta de armonización normativa a nivel europeo genera incertidumbre y ralentiza los procesos. Se requiere urgentemente un marco ágil, predecible y facilitador que impulse la expansión del sector.
La biotecnología se ha convertido en un campo de batalla por la soberanía tecnológica del siglo XXI. Para Europa el desafío no consiste solo en competir, sino en transformar el potencial científico existente en liderazgo industrial y autonomía estratégica.