La OMI posterga su marco de emisiones netas nulas

El aplazamiento refleja la complejidad de establecer un precio global al carbono marítimo
21/10/2025
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La Organización Marítima Internacional (OMI) ha decidido postergar un año la adopción formal de su marco de emisiones netas nulas para el transporte marítimo, el primer sistema global diseñado para fijar el precio del carbono en el sector. Esta medida, originalmente programada para implementarse en 2027, representa un momento crítico en los esfuerzos por descarbonizar una industria responsable de cerca del 3% de las emisiones globales de CO₂.

El aplazamiento fue aprobado durante la última sesión del Comité de Protección del Medio Marino (MEPC) en Londres, tras una votación impulsada por Singapur que obtuvo 57 votos a favor, 49 en contra y 21 abstenciones. La estrecha diferencia revela las profundas divisiones que persisten entre los Estados miembros sobre cómo avanzar en la regulación ambiental del sector.

El secretario general de la OMI, Arsenio Domínguez, procuró disipar la percepción de retroceso al señalar que la decisión representa una oportunidad para «abordar inquietudes técnicas y clarificar puntos pendientes» antes de la entrada en vigor del mecanismo. Sin embargo, reconoció que las presiones geopolíticas, especialmente desde Washington, «han complicado las negociaciones» y empujado a varios Estados a optar por la cautela.

Los Pilares del Plan Net-Zero

El esquema de la OMI, aprobado inicialmente en abril de 2025, establece como meta alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Su componente más ambicioso es un mecanismo de tarificación del carbono con un precio inicial estimado de 100 dólares por tonelada de CO₂ emitida.

Este sistema generaría entre 11.000 y 13.000 millones de dólares anuales, recursos que se destinarán a financiar la transición energética de los países en desarrollo y los Estados insulares, los más vulnerables al cambio climático pese a su menor contribución a las emisiones.

Además del precio al carbono, el marco incluye incentivos financieros para las navieras que adopten combustibles renovables —como metanol verde o amoníaco— y establece estándares de eficiencia que determinan cuán «limpia» debe ser la energía utilizada en función del impacto climático de cada buque.

El aplazamiento regulatorio coincide con un enfriamiento notable en los pedidos de buques propulsados por combustibles alternativos, una señal clara de la incertidumbre que atraviesa la industria respecto a costos, disponibilidad y viabilidad de las tecnologías limpias.

La propulsión de gas natural licuado (GNL) con combustible dual mantiene su predominio con un 60% de participación, ligeramente inferior al 63% registrado en 2024. El GNL se consolida como el combustible de transición preferido, pero su condición de combustible fósil lo convierte en una solución temporal que no cumple con los objetivos de descarbonización total.

Paralelamente, los buques de combustible convencional recuperaron terreno significativo, subiendo del 19% al 28% de la capacidad solicitada. Este aumento se concentra especialmente en unidades de tamaño medio, de hasta 7.500 TEU (contenedores equivalentes de veinte pies).

Este cambio en las preferencias de las navieras sugiere que el mercado aguarda mayor claridad regulatoria y certeza tecnológica antes de acelerar su reconversión energética. El aplazamiento de la OMI podría consolidar esta prudencia durante los próximos meses, postergando inversiones críticas en proyectos de metanol y amoníaco verde.

2026: Un Año Decisivo para la Descarbonización Marítima

Con más del 85% de las emisiones del transporte marítimo concentradas en buques de más de 5.000 toneladas, la OMI enfrenta el desafío de mantener el impulso hacia el objetivo de cero emisiones netas sin desincentivar la innovación ni paralizar las inversiones del sector.

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