La necesaria reforma de la OMC ante la disrupción del comercio global

Empresas exigen modernización y participación activa para evitar que la Organización Mundial del Comercio pierda su relevancia
05/09/2025
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La Organización Mundial del Comercio (OMC), pilar de la gobernanza comercial multilateral desde su creación, enfrenta hoy una encrucijada histórica. Ante una creciente crisis de relevancia y funcionalidad, y mientras se prepara para su próxima Conferencia Ministerial en marzo, la OMC busca reformarse para adaptarse a las complejidades del comercio global contemporáneo.

Esta necesidad se evidencia en la iniciativa del Consejo General de la OMC, que en junio nombró a Petter Ølberg, diplomático noruego, para facilitar un proceso de reforma que incluya la voz de actores clave, entre ellos el sector empresarial. En colaboración con la OMC, la Fundación Hinrich llevó a cabo una encuesta entre más de 55,000 suscriptores vinculados al comercio para conocer sus prioridades de cara a estas reformas.

Los resultados son contundentes: el 84% de los participantes demandan reglas claras y actualizadas sobre el comercio digital y el libre flujo transfronterizo de datos, un área clave que la OMC no ha podido reglamentar pese a la evolución exponencial del e-commerce. De igual forma, el mismo porcentaje prioriza la creación de normas que fortalezcan la resiliencia de las cadenas globales de suministro.

En cuanto a la liberalización de servicios, el sector empresarial reconoce el enorme potencial de este segmento para impulsar sus negocios, con un 78% que avala la eliminación de barreras regulatorias que aún persisten. Sin embargo, el estancamiento en la toma de decisiones dentro de la OMC preocupa: un aplastante 93% sostiene que el actual sistema de consenso, donde cualquier país puede bloquear nuevas normas, debe cambiar para acelerar y facilitar acuerdos efectivos.

Además, existe un amplio consenso (88%) sobre la urgencia de reforzar las reglas contra distorsiones no comerciales que algunos estados imponen y que complican la operatividad global. En paralelo, la transparencia y el cumplimiento de las obligaciones vigentes son demandas mayoritarias, mientras que la reparación del sistema de solución de controversias, otrora considerado el “crown jewel” de la OMC, recibe un respaldo algo menor pero significativo.

Las voces del sector privado concluyen que, aunque la OMC no sea perfecta, es el único marco global para gestionar el comercio internacional. Por ello, reclaman un compromiso decidido que permita no solo fortalecer la institución, sino también incluir formalmente sus perspectivas y necesidades para asegurar la legitimidad y eficacia de sus decisiones.

En definitiva, sin una reforma sustancial que dé pasos concretos para modernizar sus procesos, ampliar la participación y adaptar sus reglas a una economía global digitalizada y compleja, la OMC corre el riesgo de convertirse en un foro irrelevante, incapaz de impulsar el comercio mundial en un momento donde la cooperación multilateral es más crucial que nunca.

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