La industria del transporte marítimo de contenedores ha alcanzado un hito histórico: la flota global de buques portacontenedores completamente celulares superó recientemente las 6.600 unidades, con una capacidad combinada que rebasa los 32,7 millones de TEU (unidades equivalentes a contenedores de veinte pies). Esta cifra récord refleja la expansión continua de un sector fundamental para el comercio internacional.
En este panorama de crecimiento, la naviera Mediterranean Shipping Company (MSC) se consolida como el gigante indiscutible del sector. Su flota representa actualmente el 20,9% de toda la capacidad mundial de transporte de contenedores, habiendo superado ya los 6,8 millones de TEU y acercándose rápidamente a la barrera de los 7 millones.
MSC: el dominio de los mares
Los números de MSC son contundentes. La flota de buques en propiedad de la compañía recientemente superó los 4,1 millones de TEU, mientras que el número total de embarcaciones bajo su control se sitúa en más de 940 unidades. Esto incluye tanto buques propios como arrendados, una estrategia mixta que le ha permitido expandirse con flexibilidad en un mercado históricamente volátil.
Pero lo más revelador sobre las ambiciones de MSC se encuentra en su cartera de pedidos: casi 130 buques en construcción que totalizan aproximadamente 2,2 millones de TEU. Esta cifra indica que la compañía no solo busca mantener su liderazgo actual, sino ampliarlo significativamente en los próximos años.
La batalla por el podio
Aunque MSC domina claramente el primer puesto, la competencia en el sector sigue siendo intensa. CMA CGM, actualmente posicionada en el tercer lugar del ranking mundial, ha expandido su flota a más de 700 unidades y alcanzó hace pocos meses el hito de los 4 millones de TEU de capacidad.
Esta carrera entre los grandes operadores refleja la naturaleza cada vez más concentrada del transporte marítimo de contenedores. Las principales navieras del mundo continúan creciendo tanto orgánicamente mediante la construcción de nuevos buques, como a través de adquisiciones y arrendamientos estratégicos.
Un futuro de crecimiento garantizado
Lo que hace particularmente significativo este momento en la industria naviera es el nivel históricamente elevado de pedidos en los astilleros mundiales. La cartera de pedidos global sugiere que la flota de portacontenedores continuará expandiéndose durante los próximos años, independientemente de las fluctuaciones en la demanda.
Este fenómeno tiene múltiples causas. Por un lado, las disrupciones en las cadenas de suministro globales experimentadas durante y después de la pandemia demostraron la necesidad de contar con mayor capacidad instalada. Por otro, la transición hacia buques más eficientes y sostenibles está impulsando la renovación de flotas antiguas.
Además, el comercio electrónico global y la creciente integración de las economías emergentes en las cadenas de valor internacionales garantizan una demanda sostenida de capacidad de transporte marítimo.
El crecimiento continuo de la flota mundial de portacontenedores tiene implicaciones importantes para el comercio internacional. Una mayor capacidad disponible podría, en teoría, estabilizar las tarifas de flete que experimentaron volatilidad extrema en años recientes. Sin embargo, la dinámica real del mercado dependerá del equilibrio entre la capacidad instalada y la demanda efectiva.
Para los exportadores e importadores, una flota más grande y moderna significa potencialmente mayor confiabilidad en los servicios, más opciones de rutas y frecuencias, y buques con mejor eficiencia energética que pueden traducirse en menores emisiones por contenedor transportado.
La era de los megabuques
Parte significativa del crecimiento en capacidad proviene no solo del aumento en el número de buques, sino también del incremento en el tamaño promedio de las embarcaciones. Los megaportacontenedores capaces de transportar más de 20.000 TEU se han vuelto cada vez más comunes, permitiendo importantes economías de escala en las rutas principales.
Esta tendencia hacia buques más grandes plantea tanto oportunidades como desafíos. Si bien mejoran la eficiencia por contenedor transportado, también requieren puertos con infraestructura adecuada y generan concentración de carga que puede crear cuellos de botella en terminales portuarias.