La desinformación es un arma de destrucción de la reputación empresarial

La desinformación es uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la empresa actual, sobre todo si se mueve en entornos digitales.
10/12/2025
3 minutos de lectura

Actualmente, la desinformación se ha convertido en uno de los principales riesgos globales para empresas, organizaciones e instituciones, a nivel económico, político y social, y la digitalización ha contribuido a que cada vez se propague más rápidamente y a más lugares.

No deja de ser una paradoja que la IA mejore la productividad de las empresas y a la vez contribuya a erosionar la confianza del público, inversores y clientes lo que se puede traducir en caídas de negocio, importantes perjuicios económicos y pérdida de clientes.

Según el informe de Edelman Crisis & Risk Thought Leadership Report de 2024, el 80 por ciento de los ejecutivos consideran preocupante el daño que la desinformación impulsada por IA puede causar a su reputación a lo que hay que sumar que más de un tercio admiten que en sus organizaciones no disponen de la necesaria preparación para hacer frente a estas amenazas. Se necesitan más y mejores herramientas para identificar y gestionar adecuadamente la desinformación.

Recientemente, el Foro Económico Mundial publicó un artículo en el que sostiene que la desinformación ha provocado pérdidas de miles de millones de dólares para las empresas en todo el mundo, ya sea por noticias falsas, hackeo de cuentas, deepfakes u otras manipulaciones.  Se señala un estudio de 2019 (Roberto Cavazos / CHEQ) en el que se estimaba en 39.000 millones de dólares las pérdidas bursátiles debidas a noticias falsas, y otros 17.000 millones por “malas decisiones financieras” motivadas por desinformación, de tal manera que el costo global total se situaría en unos 78.000 millones de dólares anuales (Serrano, J. “¿Cuál es el verdadero costo de la desinformación para las empresas?”. Foro Económico Mundial. Julio 2025.).

Otro foco del problema son las reseñas falsas y valoraciones manipuladas. Un estudio citado sugiere que las reseñas falsas les cuestan a las empresas unos 152.000 millones de dólares al año a nivel global.

Desde el Foro Económico Mundial se recomienda a las empresas una serie de medidas que pasan por una mayor inversión en detección temprana de desinformación; una adecuada estrategia de comunicación y gestión de crisis (hablaremos en un nuevo artículo de la necesidad de disponer de un plan de comunicación sólido y adaptado a la empresa); formación en alfabetización digital, aplicación de herramientas de IA para monitoreo de noticias; colaboración con verificadores y entidades que ayuden en el proceso de detección y actuación frente a una amenaza de desinformación.

Sin embargo, en nuestra opinión, globalizar los costes de desinformación no solo implica tener en cuenta los riesgos de la desinformación y sus consecuencias reputacionales sino muchas otras variables como los mercados, el tipo de empresa, la industria a la que pertenecen o la región, por lo tanto, hacer una estimación exacta de las pérdidas bursátiles por desinformación y noticias falseas puede generar incertidumbre ya que el fenómeno entendemos que es mucho más complejo (coyuntura, mala gestión, competencia…).

Aunque existen herramientas para medir los intangibles y costes indirectos, la confianza y la reputación siguen siendo variables difíciles de medir para las empresas. El daño a largo plazo a veces no es tenido en cuenta en estas mediciones como el valor de la marca o la pérdida de talento, sin hablar de cómo una crisis de desinformación impacta en la cultura interna de una organización.

En cualquier caso, queremos destacar la relevancia de un fenómeno que ya no se encuentra solo en la esfera de lo político o como una problemática social, sino que se ha convertido en un riesgo empresarial más, de consecuencias económicas que pueden ser muy negativas porque si algo deben proteger las empresas como su principal activo es, además de su talento, su reputación. La confianza es ciertamente un activo intangible clave que debe ser protegido frente a la desinformación que siempre busca desestabilizar y generar daño.

La apuesta debe ser clara en el sentido de que la desinformación es uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la empresa actual, sobre todo si se mueve en entornos digitales, y debe ser gestionado desde el conocimiento del fenómeno con seriedad, con un enfoque realista. No se trata de un juego de niños en redes sociales sino de un arma de destrucción de la reputación de las empresas.

Acerca del autor

Secretaria General del Observatorio Europeo de Análisis y Prevención de la Desinformación.

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