La flota global de portacontenedores está viviendo un momento crucial. Aunque la mayoría de los barcos que navegan hoy en día (4.847 unidades, alrededor del 74%) siguen utilizando combustibles tradicionales de petróleo, un cambio significativo se vislumbra en el horizonte. Los barcos impulsados por gas natural licuado (GNL), metanol o equipados con sistemas de depuración de emisiones (scrubbers) pronto transportarán una mayor capacidad de carga que sus homólogos convencionales.
En términos de número de buques, los barcos a GNL representan apenas un 3% del total, con 195 unidades, los que funcionan con metanol constituyen un 0.5% (32 barcos), y los equipados con scrubbers suman un 22,5% (1.473 barcos). Sin embargo, el verdadero cambio se observa en la capacidad de carga medida en TEU (unidad equivalente a veinte pies).
A principios de julio, los barcos con propulsión convencional sumaban una capacidad de 16,1 millones de TEUs, exactamente la mitad de toda la capacidad mundial. Los buques a GNL aportan un 7,2% con 2,3 millones de TEUs, los de metanol un discreto 1%, y los con scrubbers dominaban con un 41,7%, equivalentes a 13,4 millones de TEUs.
Los pedidos actuales representan un cambio aún más acelerado. La construcción de 347 barcos a GNL añadirá 5,2 millones de TEUs, mientras que otros 194 barcos a metanol sumarán 2,5 millones de TEUs. Por otra parte, 148 portacontenedores con sistemas de depuración están en pedido, con capacidad por confirmarse.
Estos nuevos buques son, en gran parte, megabarcos clase ULCS Megamax que superan los 18.000 TEUs, y su entrada en operación permitirá que, por primera vez en la historia, la capacidad de carga de barcos con bajas emisiones o tecnologías alternativas supere a la de los convencionales. Este hecho marca un antes y un después en la transición energética del transporte marítimo de contenedores, reflejando una tendencia global hacia la sostenibilidad y la reducción del impacto ambiental.