La Comisión Europea ha dado un paso clave para reforzar la competitividad de las empresas del continente y acelerar la transición hacia una economía baja en carbono. Esta semana, el Ejecutivo comunitario aprobó una nueva regulación que flexibiliza el marco de ayudas de Estado, permitiendo a los gobiernos nacionales conceder subvenciones directas a compañías estratégicas, especialmente aquellas electrointensivas y expuestas a la competencia internacional.
La medida, que estará vigente hasta 2030, autoriza a los Estados miembros a reducir los costes de la industria europea frente a regiones con menores exigencias medioambientales. A cambio, las empresas beneficiadas deberán comprometerse a invertir en procesos de descarbonización, en línea con el objetivo comunitario de alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Menos burocracia y vía rápida para proyectos verdes
Uno de los puntos fuertes del nuevo marco es la simplificación administrativa: las ayudas podrán aprobarse de forma más ágil, sin necesidad de pasar por el Consejo de la UE ni el Parlamento, ya que la competencia recae en la propia Comisión.
Además, se crea una “vía rápida” para autorizar inversiones en tecnologías clave como el hidrógeno verde y azul, la electrificación industrial, la captura y almacenamiento de carbono, y las energías renovables.
La normativa también refuerza el apoyo a regiones menos favorecidas, permitiendo subvenciones más cuantiosas para proyectos ubicados en zonas con menor desarrollo económico, con el objetivo de mantener la cohesión territorial dentro del mercado único.
Respuesta a la competencia global y la crisis energética
El nuevo marco surge en respuesta a la creciente competencia internacional, especialmente tras la aprobación de ayudas masivas en Estados Unidos y el avance tecnológico de China. Asimismo, busca paliar el impacto de la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, que ha golpeado especialmente a países industriales como Alemania.
La vicepresidenta de Transición Justa y comisaria de Competencia, Teresa Ribera, ha asegurado que la nueva regulación incluye límites y garantías para evitar una carrera de subsidios que distorsione el mercado único.
Incentivos a la inversión privada y condiciones para el gas
El plan contempla también instrumentos financieros para reducir el riesgo de la inversión privada en infraestructuras energéticas y economía circular, incluyendo capital, préstamos y garantías gestionadas por fondos o entidades especializadas.
En cuanto al uso del gas natural, la Comisión permitirá ayudas solo como solución transitoria y bajo estrictas condiciones: los proyectos deberán eliminar el uso de gas antes de 2040 y garantizar una reducción significativa de emisiones y consumo energético.
Pilar del Pacto para una Industria Limpia
Esta regulación se convierte en una de las piedras angulares del Pacto para una Industria Limpia, la gran apuesta de la Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen para compatibilizar competitividad y acción climática.
Con este giro pragmático, Bruselas pretende proteger la industria europea y acelerar la transición ecológica, flexibilizando el apoyo público pero exigiendo compromisos claros de descarbonización, manteniendo la cohesión territorial y la integridad del mercado único.