El Tratado de la Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional, mundialmente conocido como Tratado de Alta Mar, marcará un punto de inflexión en la historia de la conservación marina al entrar oficialmente en vigor el 17 de enero de 2026. Este momento histórico se materializó tras alcanzarse el umbral crítico de 60 ratificaciones, completado con los últimos depósitos de documentos oficiales por parte de Sri Lanka, San Vicente y las Granadinas, Sierra Leona y Marruecos ante las Naciones Unidas.
Un marco legal revolucionario para los océanos globales
Este acuerdo internacional representa mucho más que un simple tratado: constituye la primera herramienta jurídica integral diseñada específicamente para preservar y garantizar el uso sostenible de aproximadamente dos tercios de los océanos mundiales. El tratado establece un marco legal de referencia sin precedentes para la gobernanza de alta mar, esas vastas extensiones oceánicas que se extienden más allá de las jurisdicciones nacionales.
Según explican desde las Naciones Unidas, este pacto histórico viene a reforzar y complementar la ya existente Convención sobre el Derecho del Mar, aportando nuevos instrumentos legales y mecanismos de cooperación internacional específicamente adaptados a los desafíos contemporáneos de la conservación marina.
Los cuatro pilares fundamentales del tratado
El Tratado de Alta Mar se estructura sobre cuatro ejes estratégicos que abordan de manera integral los principales retos de la conservación oceánica:
Distribución equitativa de beneficios: El acuerdo establece mecanismos para garantizar el reparto justo de los beneficios derivados de los recursos genéticos marinos, asegurando que las comunidades y países en desarrollo puedan participar de manera equitativa en los avances científicos y económicos generados a partir de estos recursos.
Áreas marinas protegidas: Se contempla la creación de zonas protegidas en alta mar, proporcionando refugios seguros para especies vulnerables y ecosistemas críticos que trascienden las fronteras nacionales.
Evaluación de impacto ambiental: El tratado establece la obligación de realizar evaluaciones rigurosas del impacto ambiental de todas las actividades económicas que se desarrollen en alta mar, garantizando que el desarrollo económico sea compatible con la preservación del medio ambiente marino.
Respuesta al cambio climático: Se incluye un marco legal específico para abordar los efectos del cambio climático y la acidificación de los océanos, dos de las amenazas más graves que enfrentan los ecosistemas marinos en la actualidad.
Instrumentos de implementación y cooperación
Más allá de sus objetivos principales, el tratado establece una arquitectura institucional robusta que incluye la transferencia de tecnología marina hacia países en desarrollo, mecanismos de financiación para la implementación de medidas de conservación, y un sistema integral de resolución de disputas.
La estructura organizativa contempla la creación de órganos especializados, destacando la Conferencia de las Partes (CoP) como máximo órgano de decisión, junto con un organismo científico y técnico que proporcionará el respaldo experto necesario para la toma de decisiones informadas. La primera CoP deberá celebrarse en un plazo máximo de un año tras la entrada en vigor del tratado.
Una victoria del multilateralismo global
Rebecca Hubbard, directora de la Alianza de Alta Mar, calificó este momento como «la culminación de años de dedicación y diplomacia global de gobiernos y partes interesadas». La experta subrayó que el tratado constituye «un potente testimonio de multilateralismo que demuestra lo que el mundo puede lograr cuando se une por el bien común de nuestros océanos, que cubren más del 70% del planeta».
Este marco legal es considerado crucial para el cumplimiento de los compromisos establecidos en la Agenda 2030 y el Marco de Biodiversidad Global Kunming-Montreal, dos de los acuerdos internacionales más ambiciosos en materia de sostenibilidad y conservación.
El comienzo de una nueva era
Sin embargo, Hubbard advierte que alcanzar las 60 ratificaciones «no es la meta, sino solo el principio de la carrera». La directora de la Alianza de Alta Mar enfatiza que «la auténtica fuerza del Tratado está en la participación universal», haciendo un llamado a más países para que se sumen a esta iniciativa global.
Las iniciativas preparatorias para la primera conferencia ya están en marcha, y la sesión anual de la Asamblea General de la ONU, que comenzará el 22 de septiembre de 2025, podría convertirse en el escenario perfecto para nuevos anuncios de ratificación, ampliando aún más el alcance y la efectividad de este instrumento de conservación marina sin precedentes.