La economía mundial enfrenta un panorama complejo y marcado por nuevas turbulencias, según el informe del Banco Mundial, Perspectivas Económicas Globales. La institución advierte que el crecimiento global se ve amenazado por el incremento de las tensiones comerciales y la creciente incertidumbre en la política económica internacional, factores que podrían desacelerar la recuperación iniciada tras los últimos shocks económicos globales.
El estudio señala que las economías emergentes y en desarrollo (EMDE, por sus siglas en inglés) son las más expuestas a esta coyuntura. Estos países enfrentan, simultáneamente, la necesidad de impulsar la creación de empleo, manejar altos niveles de endeudamiento y responder a los efectos del cambio climático. La combinación de conflictos regionales, fragilidad fiscal y volatilidad en los mercados internacionales amenaza con ralentizar su crecimiento en los próximos meses.
Según el Banco Mundial, para mitigar estos riesgos será esencial avanzar hacia un comercio internacional más estable y previsible, así como reforzar los mecanismos de apoyo financiero y técnico para los países más vulnerables. “La coordinación global es clave para evitar que la creciente fragmentación económica derive en una década de bajo crecimiento y mayores desigualdades”, subraya el informe.
A nivel interno, la entidad recomienda a los gobiernos aplicar políticas económicas que contengan la inflación, fortalezcan las cuentas fiscales y promuevan la inversión productiva. Esto incluye reformas que mejoren la confianza empresarial y la capacidad de generar empleo de calidad.
El informe también pone énfasis en la urgencia de abordar los riesgos climáticos y de sostenibilidad ambiental, que afectan de manera desproporcionada a las naciones de ingresos bajos y medios. La transición hacia economías más resilientes y verdes, señala el organismo, será determinante para sostener el crecimiento en el largo plazo.
En un escenario de incertidumbre geopolítica, deuda creciente y riesgos climáticos, el Banco Mundial hace un llamado a la cooperación internacional y a políticas nacionales más sólidas. Solo así, concluye el informe, será posible evitar que los desafíos actuales se transformen en una nueva década perdida para el desarrollo global.