El 2026 tendrá una sobreoferta histórica en el sector petrolero

La IEA advierte que la producción superará la demanda en casi 3 millones de barriles diarios, presionando los precios y generando un escenario desafiante para la industria energética mundial
14/08/2025
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El mercado petrolero global está atravesando uno de sus momentos más complicados en décadas. Según el último informe mensual de agosto de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la sobreoferta alcanzará en 2026 un récord histórico con un excedente estimado en 2,96 millones de barriles diarios, la cifra más alta registrada en un año completo, incluso superando la crisis de 2020 provocada por la pandemia de Covid-19.

Este escenario se debe a un aumento acelerado de la producción, tanto por parte de la OPEP+ como de sus principales competidores fuera del cártel, como Estados Unidos, Canadá, Brasil y Guyana. La OPEP+ confirmó que completará en septiembre de 2025 un aumento masivo de su producción, previsto originalmente para 2026, que representará 2,2 millones de barriles diarios adicionales. Por su parte, la IEA revisó al alza las expectativas de crecimiento de la oferta de los países no pertenecientes a la OPEP, estimando un incremento de un millón de barriles diarios para 2026.

Sin embargo, el consumo mundial no acompaña esta senda de crecimiento. La IEA proyecta que la demanda aumentará apenas en 700.000 barriles diarios en 2026, el ritmo más lento desde 2009 (exceptuando el año pandémico). La desaceleración del consumo se atribuye a varios factores, entre ellos un enfriamiento económico global, tensiones comerciales y, especialmente, la transición energética hacia fuentes renovables y vehículos eléctricos que reduce la dependencia del petróleo.

Los inventarios mundiales ya se encuentran en niveles máximos históricos, con 7.836 millones de barriles almacenados, lo que agrava la presión sobre los precios. En este contexto, el barril Brent ha retrocedido a los 65 dólares, un nivel no visto desde principios de junio, y algunas casas de análisis proyectan una caída aún mayor en los próximos meses, con Goldman Sachs estimando un precio alrededor de 53 dólares dentro de un año.

Este descenso en los precios podría, sin embargo, contribuir a un recorte de tipos de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense en las próximas reuniones, ya que la reducción en el costo de la energía puede aliviar parte de la presión inflacionaria generada por aranceles y otros costos en la cadena de suministro.

La industria petrolera se enfrenta, así, a un desafío sin precedentes: cómo ajustarse a un mercado saturado, con una oferta creciente y una demanda que muestra claros signos de desaceleración, todo ello en medio de un contexto de transformación energética que apunta a un pico histórico en el consumo de petróleo al final de esta década.

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