En una operación que redefine el mapa energético mexicano, Cox ha cerrado la compra del 100% de la filial de Iberdrola en México por 3.643 millones de euros (4.170 millones de dólares), según confirmaron ambas compañías a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La cifra engloba tanto la deuda financiera neta como las participaciones minoritarias en las subsidiarias.
La transacción cierra definitivamente un capítulo marcado por las tensiones entre Iberdrola y el gobierno mexicano, que culminó con la salida progresiva de la multinacional vasca del mercado azteca. Ya en 2024, Iberdrola había vendido sus centrales de gas por 6.000 millones de euros, dejando claro su distanciamiento del país. Para Cox, empresa que emergió de los activos de Abengoa, la compra representa una transformación radical: su nuevo tamaño cuadruplica su valoración bursátil actual de 840 millones de euros.
Iberdrola no oculta sus verdaderas intenciones detrás de esta venta: redirigir masivamente sus recursos hacia los mercados que considera estratégicos. La compañía de Ignacio Sánchez Galán tiene en el horizonte una inversión colosal de 55.000 millones de euros hasta 2031, concentrada en el desarrollo de redes eléctricas en Estados Unidos y Reino Unido.
Esta apuesta no es nueva. El año pasado, ScottishPower, la filial británica del grupo, desembolsó 5.000 millones de euros para hacerse con Electricity North-West, distribuidora que opera en el noroeste inglés. La movida demostró que Iberdrola habla en serio cuando se trata de apostar por mercados regulatoriamente estables.
El momento financiero no podría ser más propicio. La ampliación de capital de 5.000 millones completada en julio ha dotado a la empresa de músculo financiero suficiente para sus ambiciones. Además, en las últimas semanas ha materializado la venta de 10 plantas minihidráulicas a Green Energy Platform y al fondo luxemburgués Cube Infrastructure Managers, evidenciando una estrategia de optimización de activos bien orquestada.
Lo que Cox ha adquirido no es poca cosa: un imperio energético en miniatura con 2.600 MW de capacidad instalada y funcionando a pleno rendimiento. El paquete incluye 1.368 MW en centrales de ciclo combinado y cogeneración, junto a 1.232 MW en activos eólicos y fotovoltaicos. Pero la operación va más allá de los megavatios: Cox se hace también con toda la actividad comercial y una prometedora cartera de proyectos en desarrollo.
La valoración, que alcanza 1,6 millones de dólares por MW operativo, incluye una cláusula inteligente: conforme Cox complete los proyectos futuros, realizará pagos adicionales a Iberdrola, sumándose a los 4.200 millones de dólares base. Es una fórmula que beneficia a ambas partes y refleja la confianza en el potencial de crecimiento del sector energético mexicano, especialmente bajo los nuevos marcos regulatorios que promueven la generación renovable.
Transformación estratégica de Cox
Para Cox, empresa propiedad del empresario Enrique Riquelme que se hizo con los activos de Abengoa durante el concurso de acreedores de la energética, esta adquisición representa una transformación estratégica fundamental. La compañía, que salió a bolsa a finales de 2024, había señalado su intención de expandirse en energías renovables y plantas desaladoras a nivel internacional.