A medida que el BRICS expande su membresía y aumenta su influencia global, su crecimiento trae consigo divisiones profundas entre sus miembros, tanto antiguos como nuevos, sobre cómo establecer las bases para un orden mundial revisado.
El grupo BRICS se ha convertido en una fuerza política de primera magnitud en las últimas dos décadas, impulsado por su deseo de crear un contrapeso a la influencia occidental en las instituciones globales. Las expansiones del bloque en 2023 y 2024 ejemplifican su creciente peso geopolítico, pero también introdujeron nuevos desacuerdos sobre temas críticos como la invasión rusa de Ucrania.
El liderazgo brasileño del bloque, ahora compuesto por once naciones, apunta en 2025 a fortalecer la cooperación entre los países del Sur Global, aunque la cumbre del próximo mes enfrentará ausencias significativas de figuras clave.
Orígenes y evolución de una alianza estratégica
Los países que conforman el BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto con cinco nuevos miembros— constituyen una agrupación informal de economías emergentes que buscan aumentar su influencia en el orden global. Establecido en 2009, BRICS se fundó bajo la premisa de que las instituciones internacionales estaban excesivamente dominadas por potencias occidentales y habían dejado de servir a los países en desarrollo.
El bloque ha buscado coordinar las políticas económicas y diplomáticas de sus miembros, fundar nuevas instituciones financieras y reducir la dependencia del dólar estadounidense. Sin embargo, el BRICS ha enfrentado divisiones internas sobre diversos temas, incluyendo las relaciones con Estados Unidos y la invasión rusa de Ucrania.
¿Por qué importa BRICS?
La coalición no es una organización formal, sino más bien un bloque flexible de economías no occidentales que coordinan esfuerzos económicos y diplomáticos en torno a un objetivo compartido. Los países BRICS buscan construir una alternativa a lo que perciben como el dominio de la perspectiva occidental en agrupaciones multilaterales importantes, como el Banco Mundial, el Grupo de los Siete (G7) y el Consejo de Seguridad de la ONU.
La expansión del grupo en 2024 trajo consigo una serie de implicaciones geopolíticas. Representa un creciente peso económico y demográfico: los once países BRICS ahora comprenden más de un cuarto de la economía global y casi la mitad de la población mundial.
No obstante, la membresía creciente también trae nuevos desafíos, incluyendo el rechazo cada vez mayor de países occidentales y divisiones dentro del bloque. Los expertos señalan que la forma en que los miembros de BRICS naveguen estas tensiones determinará si el grupo puede convertirse en una voz más unificada en el escenario global.
El término fue acuñado originalmente por el economista de Goldman Sachs, Jim O’Neill, en un documento de investigación de 2001, en el cual argumentaba que el crecimiento de los entonces países «BRIC» (Brasil, Rusia, India y China) estaba preparado para desafiar a las economías dominantes del G7.
Rusia fue la primera en convocar una reunión de los cuatro países, una decisión que, según los analistas, fue impulsada por el creciente deseo del presidente ruso Vladimir Putin de crear un contrapeso a Occidente. Rusia organizó la primera cumbre oficial de BRIC en 2009, y Sudáfrica se unió un año después por invitación de China, formando la agrupación de cinco países que duraría más de una década.
La siguiente ola de expansión llegó en la Cumbre BRICS de 2023, con invitaciones extendidas a seis nuevos miembros: Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Todos aceptaron excepto Argentina; el presidente Javier Milei se comprometió a orientar al país en una dirección pro-occidental. Arabia Saudita habría aceptado la membresía, pero ha retrasado su incorporación oficial sin dar una explicación detallada. El bloque luego dio la bienvenida a Indonesia como su miembro más reciente el año pasado.
También introdujo una nueva categoría de «países socios» en su cumbre de 2024. Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajstán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán fueron los primeros países en obtener esta designación. Si bien no alcanza el estatus de miembro pleno, la clasificación de «países socios» les permite participar en las cumbres BRICS.