Analizar para decidir

La fortaleza de un buen Análisis de Inteligencia está en que ayuda a tomar ventaja sobre el “adversario”, el “competidor” y a ejercer influencia.

Podríamos anhelar otros tiempos, pero estos son los que nos han tocado vivir.

La historia y la experiencia nos han enseñado que resulta fundamental tanto para sobrevivir, como para prosperar y mejorar que se tenga una correcta visión del mundo.

Poner orden en las ideas, utilidad en el obrar, aclaración en los principios y jerarquizar nuestros valores… son tareas claves para encontrar y aplicar los mejores medios.

La confusión ha sido siempre mala consejera.

Nos urge comprender lo que sucede, para decidir con la menor posibilidad de error.

Resulta muy curioso cómo vamos poco a poco, paso a paso, acercándonos hacia determinados problemas – desastres, con una sorprendente capacidad de adaptación y con una gran falta de previsión.

Multitud de remedios parciales, técnicos, etc… coexisten sin que los fundamentos y los principios que avalan esos problemas lleguen a ser puestos en duda.

De todas las importantes tareas que tendríamos que llevar a término, la de tener ideas claras sobre la situación de nuestro mundo, e implementar principios renovados, se convierte en una cuestión clave y determinante. Es decir, buscar en la palabra: claridad; y, en los actos: utilidad para el común, se ha vuelto una tarea urgente.

Es preciso decir que partimos de que nada influye tanto sobre la percepción de las cosas como el contexto en que las contemplamos; y, nuestro contexto, es el europeo.

Desde Heisenberg, además, tenemos aprendido que: “no conocemos la realidad, sino la realidad sometida a nuestra forma de interrogarla”. Claro que tenemos que ser realistas, pero el problema de la realidad es que creemos conocerla bien, cuando en verdad, sabemos muy poco de ella. Empezando porque hay otra realidad más allá de las apariencias.

De todo ello se desprende que, analizar para conocer y comprender la realidad, se convierte en un factor determinante y diferenciador.

Nos urge comprender lo que sucede, para decidir con la menor posibilidad de error.

Para el encargado de la toma de decisiones, estar bien informado a través de buenos Análisis de Inteligencia, no garantiza la “decisión perfecta”, pero estar mal informado, poco informado o desinformado, reduce considerablemente las posibilidades de éxito.

Es curioso como verdad en griego, aletehia, significa: “sacar a la superficie lo que está oculto”. Es esta, la tarea del Análisis de Inteligencia: sacar lo que está oculto entre tanta información y otorgarle significado. El Análisis de Inteligencia, le imprime un valor a añadido a la información. Esto es lo que hacen los buenos Análisis de Inteligencia, pues, el Análisis de Inteligencia se orienta sobre todo a la acción y, le importa: el informar con claridad y la decisión que tome el decisor para su evaluación.

La fortaleza de un buen Análisis de Inteligencia está en que ayuda a tomar ventaja sobre el “adversario”, el “competidor” y a ejercer influencia.

Y, todo ello, siendo muy conscientes de que los buenos análisis surgen de los buenos analistas; y un buen analista, como ya hemos señalado, no se improvisa. Merece la pena escuchar a Watson decir a Holmes (“El interprete griego”): “De todo cuanto me ha dicho, parece evidente que su capacidad de observación y su peculiar habilidad para la deducción es el fruto de un aprendizaje sistemático”: aprendizaje que conduce a saber salir de los esquemas preestablecidos.

Nunca somos demasiado inteligentes y casi siempre somos excesivamente rutinarios. No es el querer saber, entender y comprender lo que nos mata; es la repetición y la rutina lo que nos ahoga.

Acerca del autor

El Dr. Fernando Velasco Fernández es Director Cátedra Servicios de Inteligencia y Sistemas Democráticos de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y Codirector Máster en Analista de Inteligencia.

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