Berlín, 4 de junio de 2025 — Alemania, la mayor economía de la Eurozona, se encuentra en un punto de inflexión. Tras dos años de estancamiento y con previsiones de crecimiento nulo para este año, el nuevo gobierno de Gran Coalición, liderado por el canciller conservador Friedrich Merz, ha presentado un ambicioso paquete de exenciones fiscales por 46.000 millones de euros para estimular la inversión y devolver el dinamismo al país.
El plan, diseñado por el ministro de Finanzas socialdemócrata Lars Klingbeil, contempla una reducción gradual del impuesto de sociedades del 30% al 25% en los próximos cinco años, una medida largamente reclamada por el sector empresarial y que busca mejorar la competitividad alemana frente a sus vecinos europeos. Además, el paquete incluye amortizaciones aceleradas de hasta el 30% para empresas que adquieran activos inmobiliarios entre junio de 2025 y enero de 2028, así como deducciones de hasta el 75% para aquellas que renueven sus flotas con vehículos eléctricos de hasta 100.000 euros.
El proyecto de ley, que será debatido en el Consejo de Ministros y requiere la aprobación del Bundestag y el Bundesrat, también prevé que, al expirar las medidas, el impuesto corporativo sobre la inversión baje del 15% al 10%. Con ello, el gobierno pretende “enviar una señal contundente sobre la competitividad a corto y largo plazo” y reposicionar a Alemania como destino atractivo para los negocios internacionales.
Estas reformas fiscales llegan en un contexto de fuerte presión internacional. Alemania, muy dependiente de las exportaciones industriales, enfrenta la amenaza de aranceles estadounidenses y la creciente competencia de la industria china, especialmente en el sector automotriz. El canciller Merz, que asumió el cargo hace menos de un mes, ha prometido actuar con rapidez y viajará esta semana a Washington para reunirse con el presidente estadounidense Donald Trump, en busca de aliviar las tensiones comerciales.
El paquete fiscal se suma a un plan de inversión pública de 500.000 millones de euros a diez años para infraestructura y defensa, aprobado por la coalición en marzo. Sin embargo, el propio Ejecutivo reconoce que estas medidas reducirán los ingresos federales en 2.500 millones de euros este año y hasta 12.000 millones en 2028.
El desafío será lograr que estos incentivos fiscales se traduzcan en una recuperación real de la economía alemana, que busca dejar atrás el estancamiento y recuperar su papel de motor económico de Europa.