La escena gastronómica latinoamericana tiene un nuevo líder indiscutible. En una ceremonia celebrada la noche del 2 de diciembre en Antigua, Guatemala, Sudamérica demostró su dominio absoluto al conquistar 36 de los 50 puestos en Latin America’s 50 Best Restaurants 2025, incluyendo nueve de los diez primeros lugares.
El reconocimiento máximo fue para El Chato de Colombia, que alcanzó el primer puesto y posicionó al país como referente de la alta cocina regional. Pero el verdadero protagonista fue el continente sudamericano en su conjunto, que desplegó una diversidad culinaria sin precedentes.
Un movimiento que trasciende fronteras
La dominancia sudamericana no es producto del azar. Durante la última década, la región tejió una red de colaboración que cambió las reglas del juego: residencias gastronómicas, cenas conjuntas, festivales compartidos y proyectos binacionales transformaron la competencia en hermandad culinaria.
Iniciativas como la Ruta Trasandina, Calesita y el Festival Latino de Barranquilla evidencian un fenómeno único: chefs que cruzan montañas y selvas para cocinar juntos, ingredientes amazónicos que llegan a cocinas andinas, y técnicas ancestrales que se reinterpretan colectivamente.
El mapa del sabor sudamericano
La distribución de restaurantes por país revela la fortaleza regional:
Perú y Argentina lideran con 8 establecimientos cada uno, reafirmando su tradición culinaria consolidada.
Brasil aporta 7 restaurantes, fusionando su potencia amazónica con propuestas urbanas innovadoras.
Colombia colocó 6 espacios gastronómicos, coronados por el triunfo de El Chato.
Chile vivió su mejor momento histórico con 5 restaurantes, destacando a Boragó en el puesto 6.
Ecuador, Bolivia y Venezuela suman voces emergentes con un representante cada uno, expandiendo la narrativa continental.
Lo que distingue este momento es la madurez conceptual. La gastronomía sudamericana dejó de mirar hacia afuera para validarse y construyó un lenguaje propio desde sus raíces: productos autóctonos, memoria cultural, respeto territorial y una generación de cocineros que entienden su oficio como expresión de identidad, no como imitación.
El chef chileno Rodolfo Guzmán, galardonado como Ícono 2025, capturó el espíritu del momento: «Realmente son todos ganadores. A veces los números no logran describir la fuerza que llevamos dentro. Que en los próximos años primen el fair play y esas fuerzas verdaderas que nos construyen desde pequeños».
Un triunfo colectivo
La edición 2025 trasciende los reconocimientos individuales. Más que el éxito de un restaurante o un país, representa la consolidación de Sudamérica como epicentro gastronómico global, donde la cocina es cultura viva, motor económico, atractivo turístico y proyecto de futuro.