América Latina y el Caribe están viviendo una revolución turística. Con 115 millones de visitantes extranjeros el año pasado y un crecimiento anual del 5,2% en la última década, la región no solo ha superado el dinamismo del turismo mundial, sino que se consolida como uno de los destinos más atractivos del planeta.
El sector turístico se ha convertido en un motor fundamental para el desarrollo económico latinoamericano. Según reveló el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las exportaciones de servicios turísticos experimentaron un salto espectacular del 66% en los últimos diez años, escalando de 65.000 millones de dólares en 2014 a 108.000 millones en 2024.
«El turismo internacional no solo aporta divisas y empleo, también impulsa inversiones en infraestructura, con un efecto multiplicador sobre el desarrollo local», explicó Paolo Giordano, economista del BID y coordinador del estudio. Para el experto, potenciar este sector mediante reformas estratégicas e inversiones es clave para diversificar las exportaciones y fortalecer la resiliencia económica regional.
Un sector cada vez más estratégico
Los números hablan por sí solos: el turismo representó el 42,3% de las exportaciones de servicios en 2024 y el 6,3% del total de las ventas de América Latina y el Caribe. La región ahora concentra el 7,8% del turismo mundial, marcando un récord histórico.
¿Qué está impulsando este auge? La modernización de infraestructuras hoteleras con inversiones de grandes cadenas internacionales, mejores conexiones aéreas, renovación de vías terrestres y, especialmente, precios más competitivos que otras regiones del mundo. Además, los conflictos bélicos en otras latitudes han desviado flujos turísticos hacia destinos latinoamericanos más seguros.
La región ofrece un patrimonio natural, histórico, cultural y gastronómico que cada vez más viajeros buscan experimentar. Desde las playas del Caribe hasta las ruinas precolombinas, pasando por la biodiversidad amazónica y la efervescencia de capitales cosmopolitas, América Latina seduce con una diversidad difícil de igualar.
Los desafíos pendientes
Sin embargo, el informe del BID también lanza una advertencia: la región necesita redoblar esfuerzos para impulsar la competitividad del sector. Existen marcadas diferencias entre países: mientras el Caribe y Centroamérica dependen fuertemente del turismo, en Sudamérica y México su peso relativo es menor.
Otro punto crítico es la concentración en segmentos tradicionales de turismo de masas, que ofrecen menor valor agregado y limitan el potencial competitivo. El documento señala que persisten brechas estructurales en infraestructura, capital humano y puesta en valor de atractivos turísticos, áreas donde las políticas públicas podrían ser más eficaces.
«Reformas selectivas e inversiones innovadoras contribuirían a potenciar un sector que es cada día más estratégico, y a consolidar un crecimiento más resiliente e inclusivo», subraya el estudio.
El dinamismo turístico se enmarca en un contexto comercial más amplio. Las exportaciones de bienes de la región crecieron 4,6% interanual en el primer semestre de 2025, impulsadas por mayores volúmenes despachados en un escenario de moderación de precios.
