La transformación digital ya no es una opción para la industria logística: es una necesidad de supervivencia. Sin embargo, existe una brecha preocupante entre la conciencia del problema y su solución práctica. Según una encuesta reciente, aunque la mayoría de las empresas europeas consideran la adopción tecnológica como «misión crítica», apenas el 29% la ha implementado efectivamente en sus flujos operativos principales.
La investigación, realizada durante el primer semestre de 2025 entre operadores logísticos, empresas 3PL y transportistas medianos, revela un panorama de contrastes: mientras que el 55% de las compañías utiliza sistemas digitales para el seguimiento de envíos y el 41% ha invertido en herramientas de auditoría documental, la columna vertebral operativa permanece anclada en métodos del siglo pasado.
La paradoja del papel en la era digital
El dato más revelador es quizás el más inquietante: el 61% de los equipos logísticos todavía depende de correos electrónicos y hojas de cálculo para gestionar la comunicación con socios internacionales. Solo el 24% ha digitalizado completamente el manejo interno de documentos críticos como conocimientos de embarque y facturas comerciales.
Tamim Fannoush, CEO de Deep Current, empresa que realizó la investigación, identifica un cambio fundamental en la mentalidad del sector: «Nuestros datos muestran que casi la mitad ahora favorece herramientas modulares que se integran a sus sistemas existentes, no las grandes renovaciones de plataformas del pasado. Esta mentalidad de ‘integrar, no reemplazar’ definirá 2026 porque finalmente conecta la ambición con la practicidad».
¿Por qué, si todos reconocen la importancia de la digitalización, el progreso sigue siendo tan desigual? Los ejecutivos encuestados señalan cinco barreras principales.
La más significativa, mencionada por el 47%, es la integración con sistemas heredados: esos viejos ERP y plataformas TMS que resultan costosos y riesgosos de reemplazar. El 39% destacó el costo y la falta de claridad sobre el retorno de inversión, reflejando la vacilación de comprometer presupuestos sin evidencia tangible de ahorros. Otro 34% reconoció la resistencia al cambio entre el personal, mientras que el 31% admitió carecer de experiencia interna en logística y tecnología para impulsar proyectos digitales sostenibles. Finalmente, el 27% identificó una brecha crítica: la mayoría de las soluciones disponibles no se ajustan completamente a las particularidades de los flujos logísticos.
Las consecuencias de mantener procesos manuales van mucho más allá de la ineficiencia. El 57% de los ejecutivos logísticos reportó retrasos en envíos durante el último año directamente vinculados a errores documentales. Estos pequeños errores, frecuentemente escondidos en un conocimiento de embarque o una declaración aduanera, crean disrupciones en cascada a través de toda la cadena de suministro.
El impacto financiero es igualmente serio. El 42% afirmó haber perdido oportunidades de ingresos porque los procesos manuales ralentizaron la incorporación de clientes o hicieron imposible escalar con la demanda. Otro 36% admitió haber incurrido en multas o penalizaciones por incumplimiento normativo.
A pesar de los desafíos actuales, los líderes logísticos no permanecen inmóviles. La mayoría considera los próximos 12 a 18 meses como críticos para recuperar el terreno perdido en digitalización. El 72% planea invertir en herramientas de automatización documental, una señal clara de que la industria quiere eliminar su mayor punto de dolor: el papeleo repetitivo y propenso a errores.
Respecto a las tecnologías avanzadas, los líderes adoptan un enfoque pragmático. El 61% cree que la inteligencia artificial jugará un papel de apoyo importante, pero enfatizan que la experiencia humana sigue siendo central en el funcionamiento real de la logística. La IA puede acelerar las verificaciones documentales o extraer datos, pero solo los operadores experimentados comprenden el contexto y las consecuencias de cada decisión.
La industria está eligiendo flexibilidad sobre complejidad. Casi la mitad (49%) prefiere herramientas modulares que puedan conectarse a sus sistemas existentes en lugar de plataformas integrales de punta a punta que exigen una renovación completa. Esta mentalidad refleja tanto las presiones de costos como la naturaleza adversa al riesgo de los equipos operativos, pero también señala el camino práctico hacia adelante.