Latinoamérica está experimentando un cambio profundo en su rol logístico, con el transporte aéreo de carga mostrando señales claras de recuperación y adaptación a nuevas dinámicas comerciales, ajustes regulatorios y la emergencia de mercados emergentes que reconfiguran la región.
Con aproximadamente el 85% de la carga aérea concentrada en operaciones internacionales, la interdependencia comercial entre países marca el ritmo del sector. Sin embargo, los últimos datos reflejan un escenario mixto: mientras los principales mercados enfrentan contracciones, otros países emergentes crecen a ritmo firme.
Brasil, el mercado más grande, mostró una caída del 3,1% en toneladas movilizadas, en gran parte impulsada por un descenso del 12,2% en el flujo hacia Estados Unidos, por efectos de nuevos aranceles. Colombia afrontó un retroceso del 6,4%, concentrado en su comercio con EE.UU., aunque diversificó mercados con crecimientos destacados hacia México y Países Bajos.
En contraste, México creció un 1,4%, sustentado en la expansión del corredor con Estados Unidos (+14,4%), y un cambio relevante hacia terminales alternativas que redefinen su logística aérea.
Cuatro países sobresalen como motores regionales, con crecimientos de dos dígitos en agosto: Perú (+15%), Panamá (+16,4%), Argentina (+11,3%) y Costa Rica (+13,5%). Su avance muestra la consolidación de nodos logísticos secundarios que complementan y alivian la presión sobre los hubs tradicionales, abriendo oportunidades para rutas más diversificadas y especializadas.
Chile y Ecuador, que juntos concentran cerca del 17% de la carga aérea regional, exhiben tendencias opuestas: Chile cayó 8,1% mientras Ecuador creció 8,2%, reflejo de factores locales y regulatorios que impactan la conectividad incluso dentro del mismo submercado.
La flota aérea también se reconfigura, con un aumento de aeronaves medianas (B767F y A330F) y menor uso de los grandes modelos B747F. Esta evolución apunta a operaciones más frecuentes y adaptadas, esenciales para sectores con cargas sensibles y de alto valor.
En síntesis, un panorama donde los grandes mercados ajustan volúmenes y las economías emergentes capturan crecimiento, marcando un camino hacia una región más resiliente, diversificada y preparada para enfrentar nuevas reglas globales. Para operadores, exportadores e importadores, la clave será anticipar estos cambios y fortalecer sus cadenas de suministro para sostener la competitividad.