La empresa italiana Ferrero, productora de marcas emblemáticas como Nutella, Ferrero Rocher y Kinder, logró garantizar la continuidad de su oferta mundial pese a la menor disponibilidad de avellanas en Turquía, al recurrir a proveedores de otros orígenes, entre ellos, Chile y Estados Unidos.
Según reportes de prensa, la compañía había decidido frenar la adquisición de avellanas turcas después de que los precios subieran con fuerza desde el verano, consecuencia de una cosecha afectada por una primavera inusualmente fría y la propagación de plagas.
En un comunicado posterior, Ferrero aclaró que su esquema de provisión —basado en la compra del fruto en distintas regiones como Turquía, Italia, Chile, Estados Unidos y otros mercados— le permite mantener el flujo de abastecimiento sin interrupciones durante todo el año.
«Esta diversificación contribuye a fortalecer la resiliencia frente a las fluctuaciones del mercado y del clima, en beneficio tanto de los productores como de los consumidores», informó la empresa italiana.
El ascenso de la avellana chilena
En julio de 2025, Chile superó a Italia y se posicionó como el segundo mayor productor de avellanas del mundo, solo detrás de Turquía.
La cosecha nacional sobrepasó las 100.000 toneladas, impulsada por condiciones climáticas excepcionales y la expansión sostenida de las plantaciones.
Las exportaciones también alcanzaron cifras históricas: en septiembre, las avellanas representaron el 49% del valor total de las ventas externas del rubro frutos secos, con envíos por 95,7 millones de dólares FOB, un incremento del 249% frente al mismo mes de 2024, según datos de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).
Italia concentró el 72,7% del valor y el 58,5% del volumen de las avellanas exportadas en septiembre, manteniéndose como el principal mercado tanto en ese mes como en el acumulado anual.
Este auge responde a un proceso de expansión acelerada. En los últimos cinco años, la superficie plantada con avellanos creció más de 25.000 hectáreas, superando las 49.000 según los catastros frutícolas más recientes.
En paralelo, la producción aumentó 34.000 toneladas respecto a la temporada anterior, lo que equivale a un salto del 61%, de acuerdo con el Comité del Avellano.
El ascenso chileno se produce en un contexto de fuerte demanda global por este fruto seco, consolidando al país sudamericano como un proveedor estratégico para la industria alimentaria internacional.