Después de seis años sin reunirse cara a cara, el presidente Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping alcanzaron un acuerdo de distensión que marca un punto de inflexión en la escalada comercial que ha sacudido las economías de ambas potencias. El encuentro, celebrado en la base aérea de Gimhae en Corea del Sur, produjo compromisos concretos que incluyen la suspensión mutua de gravámenes portuarios, reducción de aranceles, compras masivas de productos agrícolas estadounidenses y cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
La tregua responde a meses de tensión creciente que habían elevado los costos del comercio internacional y generado incertidumbre en los mercados globales. Aunque analistas advierten que se trata de un alivio temporal y no de una solución estructural, el acuerdo ofrece un respiro tanto a empresas como a productores agrícolas que han soportado el peso de la confrontación.
Suspensión de gravámenes marítimos
El componente más inmediato del pacto es la suspensión por un año de los recargos especiales que ambos países habían impuesto a buques del otro. Estados Unidos había implementado estas tarifas el 14 de octubre como parte de una investigación sobre la supremacía marítima y naval china, encareciendo significativamente el transporte de mercancías. China respondió con contramedidas equivalentes que afectaron a la flota estadounidense.
Según el Ministerio de Comercio de China, Washington suspenderá estos gravámenes durante doce meses, y Pekín hará lo propio con sus contramedidas en el mismo período. La medida busca reducir los costos del transporte marítimo internacional, que habían escalado en medio de la disputa por el liderazgo en construcción naval y dominio logístico.
Esta suspensión se produce en paralelo a la firma de acuerdos entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur para fortalecer la industria naval norteamericana, incluido un compromiso de inversión surcoreano por 150.000 millones de dólares. China había respondido sancionando a filiales estadounidenses del astillero Hanwha Ocean, acusándolas de colaborar con la investigación de Washington. Sin embargo, con la nueva tregua, ambos gobiernos parecen priorizar la cooperación técnica sobre la confrontación directa.
Reducción de aranceles y acceso a minerales estratégicos
El acuerdo contempla una reducción del 10% en los aranceles estadounidenses sobre productos chinos, que quedarán en un promedio del 47%. Aunque la cifra sigue siendo elevada en términos históricos, representa un primer paso hacia la normalización comercial después de años de incrementos sostenidos.
Por su parte, China accedió a flexibilizar temporalmente las restricciones sobre exportaciones de minerales de tierras raras, insumos críticos para la fabricación de productos tecnológicos y de defensa. Pekín mantendrá un marco de control sobre estas exportaciones, pero durante los próximos doce meses permitirá un flujo más amplio hacia Estados Unidos, aliviando las preocupaciones de Washington sobre la dependencia de estos recursos estratégicos.
Compras agrícolas y cooperación antidrogas
Uno de los anuncios más celebrados por la administración Trump es el compromiso chino de reanudar la compra de grandes volúmenes de soja estadounidense. Los agricultores del medio oeste habían sido duramente golpeados por la caída de las exportaciones durante la guerra comercial, y la promesa de nuevos pedidos representa un alivio económico significativo.
Trump destacó que Beijing ya realizó pedidos de cargamentos de soja antes incluso de la reunión, lo que interpretó como una señal de buena voluntad. «China comprará cantidades tremendas de soja estadounidense», afirmó el presidente, subrayando que la medida beneficiará a productores que «han soportado las consecuencias de una disputa que no buscaron».
Además, China se comprometió a reforzar el control sobre la exportación de precursores químicos del fentanilo, una prioridad para Washington en su lucha contra la crisis de opioides que afecta a Estados Unidos. Este compromiso forma parte de un esfuerzo conjunto antidrogas que busca limitar el flujo de sustancias que alimentan el mercado ilegal.
Optimismo diplomático
Al término de la reunión, Trump calificó el encuentro como «excelente» y afirmó que en una escala del cero al diez lo valoraría con un doce. Xi Jinping, por su parte, destacó que «China y Estados Unidos son plenamente capaces de prosperar juntos» y de «ayudarse mutuamente a alcanzar sus metas nacionales».
Ambos líderes acordaron continuar el diálogo con nuevas visitas oficiales: Trump viajará a China en abril y Xi realizará una visita de retorno a Estados Unidos posteriormente. Estos compromisos diplomáticos buscan institucionalizar el diálogo bilateral y evitar nuevas escaladas.