Europa enfrenta una oleada sin precedentes de exportaciones chinas que pone a prueba su unidad industrial y política. La avalancha se ha intensificado tras el desvío de mercancías que originalmente se dirigían al mercado estadounidense, exponiendo las vulnerabilidades del bloque comunitario en un momento crítico.
Para defender su mercado, la Comisión Europea está diseñando un conjunto de medidas sistémicas que van más allá de las tradicionales investigaciones antidumping caso por caso. Entre estas herramientas destacan requisitos más estrictos de contenido local, reformas en la contratación pública para favorecer a los fabricantes europeos, y medidas de «condicionalidad» dirigidas a las inversiones chinas directas. Estas últimas buscan garantizar que las inversiones generen valor genuino, en lugar de servir como mecanismo para evadir aranceles.
A finales de septiembre, un prominente exfuncionario de la UE reveló que el bloque estaba preparado para lanzar 20 investigaciones antidumping sobre productos chinos en los próximos meses. Semanas después, la Comisión Europea propuso aranceles de hasta el 50% sobre el acero chino por encima de una cuota reducida libre de aranceles.
La Ley de Aceleración Industrial: el nuevo arsenal europeo
Una propuesta que está ganando impulso son los requisitos explícitos de «compre europeo» en la contratación pública. La Comisión Europea busca específicamente revisar las normas de contratación pública el próximo año para añadir requisitos de contenido local, además de los recién introducidos criterios de «resiliencia y sostenibilidad» (un código para referirse a lo no-chino). Pekín ha utilizado durante años medidas similares para ayudar a sus campeones nacionales en ciernes a construir economías de escala.
También hay propuestas para extender criterios no relacionados con el precio a la adquisición de flotas corporativas privadas, que representan colectivamente más de la mitad de los registros de automóviles en la UE. Esto se complementará con umbrales específicos de contenido local para celdas y componentes de baterías en vehículos eléctricos vendidos en la UE.
Estas iniciativas políticas se agruparán en una Ley de Aceleración Industrial de la UE, que podría emitirse en los próximos meses. Se espera que esta ley también incluye propuestas para condiciones explícitas sobre la inversión directa china, con enfoque en la cadena de suministro automotriz y de baterías. Las condiciones propuestas incluyen empresas conjuntas, transferencia de tecnología y requisitos de licenciamiento.
En una señal adicional de la adaptación de Bruselas a un mundo más hobbesiano, los funcionarios de la UE están elaborando activamente una base de datos de puntos de estrangulamiento donde las empresas europeas dominan, que podría usarse para disuadir la coerción económica.
Estas medidas, si se aprueban, se sumarían a lo que sobre el papel es un formidable arsenal defensivo comercial. Este incluye el Instrumento de Contratación Internacional, la regulación de Subsidios Extranjeros (que ha apuntado a turbinas eólicas, paneles solares y trenes chinos), y el aún no utilizado Instrumento Anti Coerción.