El mercado mundial del molibdeno atraviesa una fase de expansión robusta. Valorado en 5.040 millones de dólares durante 2024, las proyecciones indican que alcanzará los 6.140 millones para 2032, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 2,50%. Este metal plateado, fundamental en la industria moderna, experimenta una demanda creciente que trasciende sus aplicaciones tradicionales para convertirse en protagonista de la revolución energética.
La industria siderúrgica continúa siendo el principal consumidor de molibdeno, acaparando el 67,8% del mercado en 2025. Este metal transforma el acero convencional en aleaciones de alto rendimiento capaces de soportar condiciones extremas. En oleoductos, equipos de refinería y estructuras expuestas a altas presiones y temperaturas corrosivas, el acero enriquecido con molibdeno demuestra su valor agregado.
La industria automotriz ha encontrado en este elemento un aliado estratégico para cumplir con los estándares de eficiencia que exige el presente. Turbocompresores y componentes de motor incorporan aleaciones de molibdeno para mejorar el rendimiento del combustible y extender la vida útil de los vehículos. Con la producción masiva de vehículos eléctricos y de bajas emisiones, esta tendencia se intensifica.
El molibdeno está escribiendo un nuevo capítulo en su historia industrial. Las tecnologías de energía renovable lo han incorporado como componente esencial: en las células fotovoltaicas de película delgada actúa como material de contacto posterior, aprovechando su conductividad y durabilidad. Los parques solares a gran escala, como los impulsados por el Pacto Verde Europeo, dependen de sistemas que incluyen este metal.
Las turbinas eólicas también se benefician de sus propiedades. La resistencia al calor y la capacidad de fortalecer aleaciones de acero resultan fundamentales para estructuras que deben operar durante décadas bajo condiciones ambientales adversas. China, en su agresiva apuesta por alcanzar la neutralidad de carbono, está incrementando significativamente el uso de molibdeno en componentes de turbinas.
El acero inoxidable, que representa el 41,5% del segmento de aplicaciones, utiliza molibdeno para fabricar productos resistentes a la corrosión en procesamiento químico, equipos de manipulación de alimentos y proyectos de infraestructura crítica en todo el mundo.
Asia-Pacífico: el gigante que marca el ritmo
La geografía del mercado del molibdeno tiene un epicentro claro: Asia-Pacífico controla el 61,9% de la cuota mundial. China, por sí sola, representa aproximadamente el 45,5% de la producción global, consolidando su papel como potencia indiscutible en este sector. Los sectores industrial, automotriz y electrónico de la región mantienen un apetito insaciable por este metal, alimentado por una industrialización acelerada y ambiciosos proyectos de infraestructura.
Sin embargo, el crecimiento más dinámico se observa en América del Norte. Estados Unidos lidera esta expansión, respaldado por operaciones mineras significativas en Colorado, Utah y Arizona que garantizan un suministro estable. Los sectores aeroespacial, de defensa y energético impulsan la demanda, mientras que políticas como la Ley de Reducción de la Inflación catalizan inversiones en tecnologías limpias que requieren molibdeno.
El camino hacia adelante no está exento de obstáculos. La extracción de molibdeno consume cantidades importantes de energía y puede generar contaminación del suelo y del agua. Las regulaciones ambientales cada vez más estrictas elevan los costos de producción y complican nuevos proyectos de expansión.
En este contexto, el molibdeno emerge como un metal de transición en el sentido más amplio: no solo por su ubicación en la tabla periódica, sino por su papel en el tránsito hacia una economía global más resiliente y sostenible.