Los desafíos logísticos para el próximo Mundial de Futbol 2026

La compleja operación logística trinacional promete ser la más ambiciosa en la historia del fútbol
31/08/2025
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El Mundial de Fútbol 2026, que se celebrará de manera conjunta en México, Estados Unidos y Canadá, promete ser uno de los eventos deportivos más complejos en términos logísticos de la historia. Más allá del espectáculo deportivo, el torneo generará ingresos extraordinarios que podrían alcanzar los 4 mil millones de dólares, solamente en concepto de operaciones logísticas, según análisis de expertos en el sector.

Esta cifra monumental no incluye aspectos como boletos, hospedaje o turismo, sino que se enfoca exclusivamente en el movimiento de mercaderías, equipos especializados y la infraestructura necesaria para coordinar a 48 selecciones nacionales en un territorio que abarca tres países. El impacto será tan significativo que representará un crecimiento neto del 10% en todo el volumen de mercaderías de un año en la región.

La complejidad logística del evento trasciende las dimensiones tradicionales de un Mundial. Cada una de las 48 selecciones participantes no viajará únicamente con sus jugadores y cuerpo técnico, sino que trasladará consigo una infraestructura completa que incluye directivos, familiares, aparatos tecnológicos especializados para la salud y recuperación de los atletas, y en muchos casos, sus propios alimentos debido a dietas específicas.

Los equipos de primer nivel utilizan tecnología médica y de recuperación altamente sofisticada, incluyendo aparatos electrónicos costosos y prácticamente únicos que acompañan a los jugadores para optimizar su rendimiento. Esta maquinaria especializada, que va desde equipos de terapia de recuperación hasta dispositivos de monitoreo biométrico avanzado, debe ser transportada, ingresada a los países anfitriones y movilizada entre ciudades conforme avancen los equipos en el torneo.

El desafío se multiplica cuando se considera que los equipos exitosos deberán trasladarse entre las tres naciones conforme avancen en las rondas eliminatorias. Un equipo que comience jugando en México podría terminar disputando la final en Estados Unidos, lo que requiere una coordinación logística casi perfecta entre las autoridades de los tres países.

La infraestructura aeroportuaria emerge como el principal cuello de botella del evento. Los aeropuertos de las ciudades sede deberán manejar no solo el flujo masivo de espectadores, sino también el constante movimiento de equipos de transmisión televisiva, material promocional y toda la parafernalia mediática que acompaña a un evento de esta magnitud. Las cadenas de televisión internacionales transportan equipos de producción completos, desde cámaras hasta estudios móviles, que ejercen una presión adicional sobre la capacidad de carga aérea.

La coordinación entre fletes internacionales, tanto aéreos como oceánicos, será fundamental para el éxito del evento. El volumen de mercancías que se movilizará incluyen desde equipamiento deportivo hasta material publicitario, pasando por la tecnología de transmisión que permitirá llevar el espectáculo a miles de millones de espectadores en todo el mundo.

A esto se suma un aspecto poco considerado pero crucial: las regulaciones alimentarias y aduaneras. Muchas selecciones de élite prefieren mantener sus dietas específicas y podrían solicitar permisos especiales para ingresar alimentos particulares. La coordinación entre las autoridades sanitarias y aduaneras de los tres países será esencial para evitar retrasos que podrían afectar la preparación de los equipos.

El precedente de Brasil 2014 ofrece lecciones valiosas sobre el impacto en la movilidad urbana. Durante aquel Mundial, el gobierno brasileño implementó días de asueto en las ciudades sede durante los partidos, una medida inicialmente controvertida que resultó fundamental para garantizar la fluidez del transporte. Con 200 mil visitantes adicionales moviéndose simultáneamente en cada ciudad sede, la coordinación del tráfico y el transporte público se convierte en un componente crítico del éxito logístico.

El éxito del Mundial 2026 dependerá en gran medida de que los tres países anfitriones logren articular una red logística eficiente que permita el flujo sin contratiempos de personas, equipos y mercancías a través de sus fronteras, convirtiendo el desafío logístico en una oportunidad de crecimiento económico sin precedentes para la región.

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