Bruselas pospone indefinidamente la ratificación del acuerdo con Mercosur

La Unión Europea enfrenta tensiones internas y presiones geopolíticas que retrasan un pacto clave con América Latina
27/08/2025
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La Unión Europea ha decidido retrasar sin fecha la ratificación del histórico acuerdo comercial con Mercosur, logrado tras más de dos décadas de negociaciones y firmado en diciembre de 2024. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha optado por no enviar aún el texto al Parlamento Europeo, reflejando las complejas tensiones geopolíticas que afectan al bloque en su actual estrategia comercial.

El momento elegido no es casualidad. Bruselas acaba de cerrar un polémico acuerdo arancelario con Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, que ha provocado divisiones internas en la UE. Para evitar abrir simultáneamente otro frente complicado, la Comisión Europea prefiere aplazar la discusión del pacto con Mercosur, evitando que cualquier controversia derivada pueda afectar las negociaciones comerciales con Washington.

Francia se erige como principal opositor al acuerdo, adoptando una postura inflexible que amenaza con bloquear su ratificación. Los agricultores franceses, respaldados por el gobierno de Emmanuel Macron, temen que la entrada de productos sudamericanos represente una competencia desleal, argumentando que no cumplen los mismos estándares ambientales y sanitarios que exige Europa. Esta oposición ha generado el principal obstáculo político para un acuerdo que podría beneficiar a más de 700 millones de personas.

Desde Buenos Aires, el gobierno de Javier Milei intensifica sus esfuerzos diplomáticos para superar este bloqueo. El presidente argentino ha lanzado una ofensiva en Bruselas, enviando emisarios para convencer a eurodiputados indecisos y presionar por una ratificación que considera clave para la modernización económica del país. La administración libertaria ve en este acuerdo una oportunidad estratégica para diversificar sus socios comerciales y disminuir la dependencia histórica de China.

El pacto UE-Mercosur, que incluye también a Brasil, Paraguay y Uruguay, es el mayor acuerdo comercial negociado hasta ahora por el bloque sudamericano. Sus cifras son elocuentes: eliminaría aranceles sobre el 91% del comercio bilateral y podría aumentar el intercambio comercial en más de 15.000 millones de euros al año. Sin embargo, estos beneficios económicos chocan con las resistencias políticas internas de ambos bloques.

Además, la demora de von der Leyen responde a cálculos electorales, ya que varios países europeos afrontan comicios nacionales en 2025. La Comisión quiere evitar que el acuerdo con Mercosur se convierta en un tema de controversia aprovechado por movimientos proteccionistas y nacionalistas, que ya cuestionan la política comercial europea.

Tanto la UE como Mercosur han descartado la reapertura de negociaciones, manteniendo firmemente los términos acordados en diciembre. Esta rigidez limita las posibilidades de resolver las objeciones francesas, dejando el proceso en un punto muerto que podría prolongarse indefinidamente.

Esta demora ocurre en un contexto crítico para la geopolítica comercial mundial. Mientras Estados Unidos adopta posturas proteccionistas bajo Trump y China expande su influencia en América Latina, el acuerdo UE-Mercosur era considerado una respuesta estratégica europea para mantener su presencia en el hemisferio sur. El aplazamiento no solo posterga beneficios económicos tangibles, sino que también concede espacio a otros actores globales.

Para los países del Mercosur, en especial Argentina y Brasil, este acuerdo representa más que un incentivo comercial; simboliza su integración en las cadenas globales de valor y su reconocimiento como socios estratégicos de primer nivel. El retraso europeo genera frustración en las capitales sudamericanas, que ven cómo las oportunidades de modernización económica se diluyen por intereses políticos externos.

La responsabilidad ahora recae en Ursula von der Leyen, quien debe equilibrar presiones internas contradictorias y navegar un escenario geopolítico cada vez más complejo. Su decisión sobre cuándo remitir el acuerdo al Parlamento Europeo determinará no solo el futuro de la relación UE-Mercosur, sino también la credibilidad europea como socio comercial confiable en un mundo multipolar.

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