En 2024, las exportaciones mundiales de aceite de palma alcanzaron un valor de 41.400 millones de dólares, consolidando este producto como un pilar clave en sectores como la alimentación, la cosmética y el biocombustible. El crecimiento promedio desde 2020 es notable, con un aumento del 26.7% en el valor global de las exportaciones.
Indonesia y Malasia siguen siendo los pesos pesados del mercado, generando conjuntamente más del 81% del valor total exportado. Indonesia lideró con 20.000 millones de dólares en ventas, equivalentes al 48.4% del mercado global, mientras que Malasia aportó 13.600 millones, un 32.8%. Asia domina el comercio internacional del aceite de palma, absorbiendo el 84.7% de las exportaciones, seguida por Europa y América Latina con porcentajes mucho menores.
Entre otros exportadores destacados se encuentran Países Bajos, Tailandia, Papúa Nueva Guinea y Guatemala, aunque algunos mostraron caídas significativas en ventas, como Alemania y Guatemala. En contraste, Ecuador (+29%), Italia (+29%), Malasia (+14%) y Estados Unidos (+12%) mostraron los mayores crecimientos porcentuales, evidenciando una diversificación progresiva en el mapa global del aceite de palma.
Este producto, identificado en el sistema armonizado con el código 1511, destina el 90% de sus exportaciones a la industria alimentaria, para elaboración de aceites para freír, margarinas, mantecas y grasas para cocina, como ingrediente básico en productos de confitería, chocolatería, panadería, helados y cremas lácteas o sustitutos, para mejorar la textura y frescura de los alimentos debido a su estabilidad a altas temperaturas y resistencia a la oxidación, prolongando la vida útil de los productos, es el sustituto de grasas hidrogenadas, evitando la formación de ácidos grasos trans. También se lo utiliza para la industria cosmética y de higiene, como ingrediente en jabones, champúes, geles de baño, cremas y dentífricos, es usado como base para emulsionantes y tensioactivos en productos cosméticos. Y como biocombustibles (materia prima para la producción de biodiésel, una alternativa renovable frente a combustibles fósiles), además de otros usos industriales.