La revolución digital verde, Iberoamérica lidera la convergencia tecnológica en la COP30

Brasil se posiciona como epicentro de una nueva era climática donde la innovación digital define el futuro sostenible de la región
23/07/2025
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La próxima Conferencia de las Partes sobre cambio climático (COP30) que se celebrará en Belém do Pará, Brasil, entre el 10 y 21 de noviembre de 2025, representa mucho más que una cumbre climática tradicional. Se perfila como un encuentro que reunirá a 198 Estados y otras partes para abordar la amenaza global del cambio climático, pero con un elemento distintivo: la convergencia entre digitalización y acción climática se ha convertido en el eje estratégico de la agenda iberoamericana.

La realización de la COP30 en Brasil, después del evento sobre biodiversidad en Colombia, demuestra el compromiso creciente de la región con la acción climática. Esta secuencia de liderazgo latinoamericano no es casual, sino que refleja una madurez institucional y una visión estratégica que posiciona a Iberoamérica como protagonista del debate climático global.

La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) ha identificado la digitalización y el cambio climático como los dos grandes desafíos prioritarios para 2025, reconociendo que ambos fenómenos no solo están interconectados, sino que su convergencia puede ser la clave para acelerar la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible en la región.

La OEI tendrá un rol protagónico como coorganizadora de la COP30, lo que subraya el peso específico que tendrá la perspectiva iberoamericana en las negociaciones climáticas más importantes del año.

La Amazonía Como Laboratorio Digital Verde

La COP30 se celebra en Belém, en el corazón de la Amazonía, pero su impacto trasciende las fronteras regionales, representando a «Brasil – de Brasil para el mundo». Esta ubicación estratégica no es meramente simbólica; la Amazonía se está convirtiendo en un verdadero laboratorio de innovación donde las tecnologías digitales emergentes se aplican para el monitoreo, la conservación y la gestión sostenible de recursos naturales.

Las soluciones tecnológicas desarrolladas en este contexto amazónico tienen potencial de replicabilidad en otros ecosistemas críticos de Iberoamérica, desde los páramos andinos hasta los bosques secos del Chaco, creando un corredor de innovación verde que podría posicionar a la región como líder mundial en tecnologías climáticas.

La COP30 pretende acordar normas que garanticen la transparencia y credibilidad del mercado mundial del carbono, permitiendo a los países en desarrollo movilizar financiación climática de fuentes públicas y privadas. Esta perspectiva abre un horizonte de oportunidades sin precedentes para las empresas y startups iberoamericanas especializadas en tecnologías verdes.

La digitalización del mercado de carbono, a través de tecnologías como blockchain, inteligencia artificial y sensores IoT, podría revolucionar la forma en que se miden, reportan y verifican las reducciones de emisiones. Las empresas iberoamericanas que logren posicionarse en esta intersección tecnológico-climática tendrán acceso a un mercado global en expansión exponencial.

Una Agenda de Acción Global con Sello Iberoamericano

La COP30 busca ser un punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático, promoviendo una visión de desarrollo sostenible que integre justicia climática y cooperación internacional. Esta visión holística refleja los valores y principios que han caracterizado históricamente a la región iberoamericana: la solidaridad, la cooperación Sur-Sur y el desarrollo con inclusión social.

La convergencia entre digitalización y clima en el contexto iberoamericano no se limita a la eficiencia tecnológica, sino que incorpora dimensiones de equidad, accesibilidad y participación ciudadana que pueden enriquecer significativamente el debate global sobre la transición energética justa.

Más allá de los acuerdos y declaraciones, el verdadero desafío para Iberoamérica será convertir esta coyuntura favorable en resultados tangibles. La Agenda de Acción se materializa en eventos, declaraciones, campañas, compromisos voluntarios y planes sectoriales adoptados voluntariamente, pero su efectividad dependerá de la capacidad de los países de la región para articular políticas públicas coherentes que incentiven la innovación digital verde.

La formación de capital humano especializado, el desarrollo de marcos regulatorios apropiados y la creación de ecosistemas de innovación serán elementos clave para aprovechar plenamente las oportunidades que se abren en esta nueva era de convergencia digital-climática.

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