El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) enfrenta un momento decisivo: la revisión anticipada del acuerdo, originalmente prevista para 2026, podría adelantarse al segundo semestre de 2025, según declaraciones del secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Esta posibilidad ha encendido el debate político y económico en la región, con implicaciones directas para el futuro de México y su papel en el comercio global.
Un acuerdo vital bajo la lupa
El T-MEC es la piedra angular del comercio mexicano: el 80% de las exportaciones nacionales dependen de este acuerdo. La llamada cláusula “sunset” obliga a revisar el tratado cada seis años; si los tres países no acuerdan renovarlo, podría iniciar un proceso de cancelación. Legalmente, las consultas técnicas pueden comenzar en julio de 2025, pero la revisión formal está programada para 2026.
Ebrard y la apuesta por anticiparse
Marcelo Ebrard sostiene que adelantar la revisión sería ventajoso para México, permitiendo mayor claridad sobre su relación con socios globales y anticipando presiones de Estados Unidos, especialmente ante la posible influencia de Donald Trump. Ebrard busca posicionar a México como un actor activo en la renegociación, no solo como espectador.
Trump y la incertidumbre
Donald Trump ha calificado al T-MEC como un acuerdo “transicional” y ha dejado entrever su intención de modificarlo o incluso reemplazarlo. Aunque no ha formalizado ninguna iniciativa, sus declaraciones generan incertidumbre y podrían usarse como palanca política para endurecer posiciones negociadoras.
Sheinbaum: prudencia y preparación
La presidenta Claudia Sheinbaum ha optado por la cautela: no anticipar juicios, pero prepararse para todos los escenarios. Reiteró que no hay señales formales de ruptura, pero subraya la importancia de la unidad nacional y la firmeza institucional ante la inminente revisión.
El sector privado, entre diplomacia y certidumbre
Empresarios y organismos como Coparmex y el Consejo Mexicano de Comercio Exterior ven con buenos ojos una revisión anticipada, siempre que sea estratégica. Buscan posicionar la voz del empresariado mexicano en Washington y reducir la incertidumbre que frena inversiones. Sin embargo, advierten que México debe mejorar infraestructura, seguridad y el estado de derecho para aprovechar el fenómeno del nearshoring.
¿Es legal adelantar la revisión?
Expertos como Luis de la Calle insisten en que la revisión formal solo puede hacerse en 2026, aunque Ebrard defiende que la preparación y el cabildeo pueden comenzar antes. Técnicamente, la ley da la razón a De la Calle, pero en la práctica, la diplomacia y la narrativa ya están en marcha.
Nearshoring: oportunidad y desafío
El nearshoring ha traído inversiones récord a México, especialmente en sectores como el automotriz y la electrónica. Sin embargo, para consolidar esta tendencia, el país debe resolver retos de infraestructura, energía y seguridad. El T-MEC es clave para mantener a México como destino atractivo para la relocalización de cadenas productivas.
Escenarios tras la revisión
- Continuidad con ajustes menores: el escenario más probable, con cambios técnicos y reafirmación del compromiso regional.
- Renegociación profunda: posibles reformas sustanciales, especialmente si EE.UU. endurece sus demandas.
- Ruptura o congelamiento: poco probable, pero bastaría con no firmar la extensión en 2026 para que el tratado expire en 2036, generando incertidumbre total.
La revisión del T-MEC será una prueba de madurez política y técnica para México. Más que una amenaza, representa una oportunidad para reafirmar su integración regional y modernizar sectores clave. El reto es claro: negociar con inteligencia, unidad y visión de largo plazo, para que el país no solo sobreviva la revisión, sino salga fortalecido y mejor posicionado en el tablero global.