Volkswagen (VW) ha dado un giro estratégico en su relación con Estados Unidos, intensificando sus inversiones y negociando activamente con la administración Trump para suavizar los aranceles que afectan a la industria automotriz alemana.
El CEO del grupo, Oliver Blume, ha confirmado que el fabricante está dispuesto a realizar nuevas inversiones en el país, como parte de su estrategia para mitigar el impacto de la guerra comercial y asegurar condiciones más favorables para sus operaciones.
Negociaciones directas y postura de VW
Blume ha mantenido conversaciones «justas y constructivas» con el Departamento de Comercio de EE.UU., especialmente con el secretario Howard Lutnick, aunque ha subrayado que los temas clave también llegan a la mesa del presidente Donald Trump. El objetivo de VW es claro: utilizar su peso inversor y su impacto en el empleo estadounidense como palanca para obtener una reducción o exención de los aranceles impuestos a los vehículos y componentes importados desde Europa y México.
Actualmente, el Grupo Volkswagen emplea a más de 20.000 personas de forma directa y a más de 55.000 de manera indirecta en EE.UU., fabricando automóviles, autobuses escolares y camiones en el país. Blume ha destacado que “el Grupo Volkswagen quiere seguir invirtiendo en Estados Unidos. Tenemos una estrategia de crecimiento”.
Producción local de Audi: un cambio histórico
Uno de los movimientos más relevantes es la decisión de fabricar modelos de Audi en Estados Unidos, una marca que hasta ahora no contaba con producción local.
Este cambio responde directamente a la presión de los aranceles y busca asegurar la competitividad de Audi en el mercado norteamericano, el mayor destino de exportación para los fabricantes alemanes.
- Audi podría ensamblar el Q4 e-tron en la planta de VW en Chattanooga, Tennessee, y trasladar la producción del Q8 e-tron desde México a la futura planta Scout en Carolina del Sur.
- La producción local permitiría a Audi eludir el arancel del 25% impuesto a los vehículos importados y adaptarse a las políticas proteccionistas de EE.UU..
- Porsche, en cambio, ha descartado fabricar en EE.UU. debido a los bajos volúmenes de producción de sus deportivos.
Inversión estratégica en Rivian
Volkswagen también ha anunciado una inversión de hasta 5.800 millones de dólares en Rivian, el fabricante estadounidense de vehículos eléctricos, formando una empresa conjunta para desarrollar una nueva plataforma de software y tecnología eléctrica. Esta alianza refuerza la posición de VW en el sector de vehículos eléctricos en EE.UU. y le permite acceder a tecnología avanzada, mientras apoya la expansión y competitividad de Rivian frente a rivales como Tesla.
Contexto de la guerra comercial y perspectivas
La guerra comercial iniciada por la administración Trump ha supuesto un costo de más de 30.000 millones de euros para el sector automotriz europeo, obligando a los fabricantes alemanes a replantear sus estrategias de inversión y producción.
Volkswagen, junto con BMW y Mercedes-Benz, está negociando colectivamente para alcanzar un acuerdo que limite el impacto de los aranceles, utilizando sus actuales y futuras inversiones como argumento clave.
Blume ha insistido en la necesidad de una “solución conjunta” que pueda aplicarse a todas las industrias y ha manifestado su esperanza de que Bruselas y Washington logren un acuerdo amplio. Sin embargo, a diferencia de otros directivos del sector, no se atreve a dar una fecha para la resolución del conflicto arancelario, subrayando la complejidad y los múltiples factores en juego.
Volkswagen está utilizando su capacidad inversora, la creación de empleo local y la producción de Audi en EE.UU. como herramientas de negociación para suavizar los aranceles, mientras refuerza su presencia en el mercado estadounidense con alianzas tecnológicas clave como la de Rivian. Esta estrategia busca no solo proteger sus intereses ante la guerra comercial, sino también consolidar su posición en el competitivo sector automotriz norteamericano.