RUBAYA, Congo — Enclavada en las verdes colinas del territorio de Masisi, en el Congo, la mina artesanal de Rubaya resuena con el sonido de los generadores, mientras cientos de hombres trabajan a mano para extraer coltán, un mineral clave para la producción de electrónica moderna y la tecnología de defensa, muy codiciado en todo el mundo.
Rubaya se encuentra en el corazón del este del Congo, una zona rica en minerales de esta nación centroafricana que durante décadas ha sido desgarrada por la violencia de las fuerzas gubernamentales y diferentes grupos armados, incluido el M23, respaldado por Ruanda, cuyo reciente resurgimiento ha intensificado el conflicto, agravando una crisis humanitaria ya de por sí aguda.
Mientras Estados Unidos lidera las conversaciones de paz entre el Congo y Ruanda, el presidente del Congo, Félix Tshisekedi, ha buscado un acuerdo con la administración Trump, ofreciendo acceso a minerales a cambio del apoyo estadounidense para sofocar la insurgencia y reforzar la seguridad.
El este del Congo ha estado en crisis intermitente durante décadas. El conflicto ha creado una de las mayores crisis humanitarias del mundo, con más de 7 millones de personas desplazadas, incluidas 100.000 que huyeron de sus hogares este año.
Las minas de Rubaya han estado en el centro de los combates, cambiando de manos entre el gobierno congoleño y los grupos rebeldes. Desde hace más de un año, están bajo el control de los rebeldes del M23, quienes a principios de este año avanzaron y tomaron la estratégica ciudad de Goma y Bukavu, en una importante escalada del conflicto.
A pesar de la excepcional riqueza mineral del país, más del 70% de los congoleños viven con menos de 2,15 dólares al día.
Metales para la vida moderna y la preparación militar
Para los hombres que trabajan en las minas de Rubaya, quienes dependen de la minería para su sustento, poco ha cambiado tras décadas de violencia.
Las minas producen coltán (abreviatura de columbita-tantalita), un mineral del que se extraen los metales tántalo y niobio. Ambos son considerados materias primas esenciales por Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón. El tántalo se utiliza en teléfonos móviles, ordenadores y electrónica automotriz, así como en motores de aeronaves, componentes de misiles y sistemas GPS. El niobio se utiliza en oleoductos, cohetes y motores a reacción.
El Congo produjo alrededor del 40 % del coltán mundial en 2023, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, con Australia, Canadá y Brasil como otros importantes proveedores.
La orden ejecutiva de Emergencia Energética Nacional, emitida por Trump, destacó la importancia de minerales críticos, como el tantalio y el niobio, y exigió asegurar el acceso de Estados Unidos para garantizar tanto la vida moderna como la preparación militar.
Una cadena de suministro global compleja
Según un informe de la ONU, desde que se apoderó de Rubaya en abril del año pasado, el M23 ha impuesto impuestos al comercio y transporte mensual de 120 toneladas de coltán, generando al menos 800.000 dólares al mes. El coltán se exporta posteriormente a Ruanda, según expertos de la ONU. Sin embargo, incluso antes de que el M23 tomara el control de la mina, los analistas afirmaron que el mineral se vendía a Ruanda, con la única diferencia de que se hacía a través de intermediarios congoleños.
Los expertos afirman que no es fácil rastrear cómo llega el coltán a los países occidentales. Desde el este de la República Democrática del Congo, el coltán es adquirido por comerciantes, principalmente libaneses o chinos, quienes lo venden a exportadores con sede en Ruanda. Estos exportadores lo envían a los Emiratos Árabes Unidos o China, donde se refina para obtener tantalio y niobio, y se vende a países occidentales como metales de los Emiratos Árabes Unidos o China.
El M23 ha controlado Rubaya durante un tiempo, y la ONU afirmó que, incluso antes de la toma de Goma, el grupo facilitaba el contrabando de estos minerales a Ruanda. Desde que el M23 tomó el control de la mina, las exportaciones oficiales de coltán de Ruanda se han duplicado, según cifras oficiales ruandesas.
La ONU ha acusado tanto al ejército congoleño como a los rebeldes del M23 de abusos contra los derechos humanos.
El Congo es el mayor productor mundial de cobalto, un mineral utilizado para fabricar baterías de iones de litio para vehículos eléctricos y otros productos, pero el acceso de Estados Unidos se ve complicado por el hecho de que las empresas chinas controlan el 80% de su producción congoleña. El Congo también produce oro.
En las últimas semanas, dos empresas estadounidenses abrieron las puertas a la producción en la región. Nathan Trotter, una empresa estadounidense, firmó una carta de intención con Trinity Metals, con sede en Ruanda, propietaria de la mina de estaño más grande de Ruanda. Y KoBold Metals, que utiliza inteligencia artificial para impulsar la transición energética y cuenta con el respaldo del multimillonario Bill Gates, negoció un acuerdo para comprar la participación de la australiana AVZ Minerals en los yacimientos de litio de Manono, en el Congo.